La Iglesia Nueva Apostólica de la A a la Z

Reencarnación

El concepto “reencarnación” hace alusión a ideas que no se condicen con la doctrina cristiana acerca de repetidas vidas del hombre sobre la tierra adoptando diferentes figuras.

 

Reconocimiento del Bautismo

El Bautismo dispensado en otras congregaciones cristianas es reconocido como válido por la Iglesia Nueva Apostólica, siempre y cuando haya sido administrado en la debida forma, es decir, en el nombre del trino Dios y con agua.

 

Relación con otras Iglesias y religiones

La Iglesia Nueva Apostólica y sus miembros respetan las manifestaciones religiosas de otras personas y se abstienen de expresarse peyorativamente sobre creyentes de otra fe, sobre otras religiones y congregaciones religiosas. Se esfuerzan para que su relación sea buena, pacífica y basada en el respeto mutuo. La Iglesia rechaza todo tipo de fanatismo religioso.

En el diálogo con otras Iglesias cristianas se acentúa el denominador común de la fe cristiana, independientemente de las diferentes posiciones doctrinarias.

 

Retorno del Señor

Jesucristo viene nuevamente: este es un enunciado central del Evangelio. Desde su ascensión, los Apóstoles predican el retorno del Señor. Ser aceptados por Él en ese acontecimiento es la meta de la fe de los cristianos nuevoapostólicos.

Como ningún hombre conoce el momento del retorno de Cristo, el creyente es convocado a estar preparado cada día para este acontecimiento. El Hijo de Dios lo formula en la exhortación: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor” (Mateo 24:42). También mediante parábolas Jesús clarifica su advertencia de velar y esperarlo a toda hora con fe.

 

Resurrección

Jesucristo resucitó. Por eso el creyente tiene una fundada esperanza en su propia resurrección y en la vida eterna: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:20-22).

La fe en la resurrección de Jesucristo es necesaria porque a través de su resurrección queda demostrado que Jesucristo es el Salvador del mundo (cf. 1 Corintios 15:14).