El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

8 Los Sacramentos

Los Sacramentos son manifestaciones fundamentales de la gracia de Dios. Son actos santos realizados en el hombre para que este pueda alcanzar la salvación, ser adoptado en la comunión de vida con Dios y quedar preservado en ella. Recibir los tres Sacramentos brinda la posibilidad de ser unido con el Señor en el retorno de Cristo.

La salvación de los Sacramentos se basa en la encarnación, la muerte en sacrificio y la resurrección de Jesucristo, así como en el envío y obrar del Espíritu Santo.

El término “Sacramento" no se encuentra en el Nuevo Testamento. El término “mysterion", que en algunas traducciones bíblicas latinas antiguas es traducido como “sacramentum", no tiene originalmente relación alguna con los actos que más adelante son llamados “Sacramentos". En la antigüedad “mysterion" hacía referencia a un asunto secreto sólo accesible para los consagrados.

“Sacramentum" significaba según la interpretación romana, entre otras cosas, “jura de la bandera", “consagración" y “caución". En el curso de los siglos II y III d.C., “mysterion" y “sacramentum" son usados para denominar a los actos rituales. Así por ejemplo, bajo Tertuliano (aprox. 160 a 220 d.C.) aunque no el acto de Bautismo, el voto del Bautismo y la Confesión de fe sí estaban relacionados con la fórmula del juramento que prestaban los soldados. El aporte fundamental para la interpretación de los Sacramentos se debe en la época tardía de la antigüedad, al Doctor de la Iglesia Agustín (354 a 430 d.C.): un Sacramento tiene lugar cuando se une un elemento visible con una palabra que alude a una realidad que está detrás de esa palabra.

Un Sacramento tiene lugar a través de cuatro magnitudes válidas relacionadas entre sí:

  • Signo (“signum"/“materia"), que es el rito o elemento visible

  • Contenido (“res"/“forma"), la presencia de la salvación

  • Transmisor (mediador del Sacramento)

  • Fe (del receptor) para que el Sacramento sea recibido para salvación.

La validez de los Sacramentos no depende de su interpretación ni de la comprensión que se tenga de ellos, sino únicamente de las cuatro magnitudes mencionadas arriba. El signo (“signum") y el contenido (“res") son vinculados a través de la palabra (“verbum"), es decir, la palabra de institución o consagración pronunciada por el transmisor.

Como no se trata de un hecho mágico o automático, la fe de la persona que lo recibe es la condición previa para que el Sacramento pueda desarrollar sus efectos de salvación. No obstante, la falta de fe no invalida el Sacramento, pues lo que Dios hace no puede ser anulado por un receptor incrédulo.

La correcta administración de los Sacramentos compete a los Apóstoles. Ellos recibieron de Cristo el encargo de hacer accesibles los Sacramentos de manera que responda a la realidad. Aun si no todos los Sacramentos son administrados por ellos o por quien ellos encomiendan hacerlo, los Sacramentos están relacionados con los Apóstoles.

Hay tres Sacramentos (1 Jn. 5:6-8): Santo Bautismo con Agua, Santo Sellamiento y Santa Cena, todos los cuales han sido instituidos por Jesucristo. [19]

A través del Santo Bautismo con Agua, el hombre llega a una primera relación de cercanía con Dios: se convierte en un cristiano, y por su fe y su confesión a Cristo pertenece a la Iglesia (ver 8.1). Por el Santo Sellamiento, Dios concede al bautizado el don del Espíritu Santo. Ambos Sacramentos juntos conforman el renacimiento de agua y Espíritu, por medio del cual la persona alcanza la filiación divina y es llamada para ser contada entre las primicias en el retorno de Cristo (ver 8.3). La Santa Cena preserva al renacido en la estrecha comunión de vida con Jesucristo. Por tal razón, este Sacramento debe ser recibido con fe una y otra vez (ver 8.2).

Los Sacramentos también son administrados a los niños (Mt. 19:14).

EXTRACTO

Los Sacramentos son manifestaciones fundamentales de la gracia de Dios. (8)

La salvación de los Sacramentos se basa en la encarnación, la muerte en sacrificio y la resurrección de Jesucristo, así como en el envío y obrar del Espíritu Santo. La correcta administración de los Sacramentos compete a los Apóstoles enviados por Cristo. (8)

Un Sacramento tiene lugar cuando se une un elemento visible con una palabra que alude a una realidad que está detrás de esa palabra. (8)

Un Sacramento tiene lugar a través de cuatro magnitudes válidas relacionadas entre sí: signo, contenido, transmisor y fe. (8)

La fe es la condición previa para que el Sacramento pueda desarrollar sus efectos de salvación. (8)

Jesucristo instituyó tres Sacramentos: Santo Bautismo con Agua, Santo Sellamiento y Santa Cena. (8)

[19] comparar con Mt. 28:19-20; Jn. 3:5; Lc. 22:19-20; Jn. 6:53-58; 1 Co. 11:23-26; para distinguir entre Santo Bautismo con Agua y Santo Sellamiento, ver Hch. 8:14-17; 19:1-6.