El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

9.6.1 Intercesión

Ya en el tiempo del antiguo pacto hay evidencias de la creencia de que es posible obrar en favor de los muertos para ayudarles a aliviar su situación: en 2 Macabeos 12 se relata sobre judíos que habían adorado a los ídolos y luego murieron en batalla. Se imploró por ellos para que estuviesen libres de pecados y se reunió dinero para comprar animales a efectos de realizar una ofrenda de propiciación. Esto se hizo en la convicción de que los muertos alguna vez resucitarían.

La esperanza en la resurrección de los muertos es desde tiempos inmemoriales un componente fundamental de la doctrina cristiana. Se vincula con ello la convicción de que la intercesión por los difuntos es necesaria y ejerce en ellos sus efectos.

Lo mismo sucede con la administración de los Sacramentos para los difuntos. El punto de partida en la Biblia es 1 Corintios 15:29: En Corinto se bautizaba a los vivos para los muertos. Esta práctica impulsada por el Espíritu Santo fue tomada nuevamente por los Apóstoles del nuevo tiempo. Así se desarrollaron los habituales Servicios Divinos en ayuda para los difuntos.

Los cristianos nuevoapostólicos interceden en oración por los difuntos: ruegan al Señor que brinde su ayuda a aquellas almas que han ido al mundo del más allá no estando redimidas.