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- 29 de julio de 2020: Pensamientos sobre el texto bíblico
“Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:1). En el pasaje bíblico que utilizaremos para esta hora de recogimiento es abordado Timoteo, que era el colaborador del Apóstol Pablo. Se le pide que se esfuerce para poder transmitir de manera pura el Evangelio predicado por Pablo. En aquella época se escribieron gran cantidad de textos que se proponían enriquecer el Evangelio original predicado por los Apóstoles con ideas de la filosofía y la mitología griegas, pero que en realidad lo falsificaban. Nuestro texto bíblico apunta a conceptos centrales del Evangelio: Jesucristo y la gracia.
El anuncio correcto
Jesús, como testifican todos los Evangelios, era un hombre verdadero. En Él vino al mundo Dios, el Hijo, el Verbo eterno (Jn. 1:1). Él no solo enseñó cosas buenas y significativas, sino que además sacrificó su vida por los hombres. Por lo tanto, el anuncio del Evangelio no solo incluye una determinada doctrina, sino también la persona de Jesucristo.
Si queremos saber quién es Jesús y qué enseñó, solo necesitamos tomar el Nuevo Testamento para recibir de manera auténtica toda esta información. Si una proclamación no está de acuerdo con la Sagrada Escritura, no puede ser de Dios. Los Apóstoles, a quienes Jesucristo encomendó como “servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios” (1 Co. 4:1) interpretar la Sagrada Escritura con el poder del Espíritu Santo (Catecismo INA 1.2.5.1), dejan claro cómo anunciar a Jesús y el Evangelio de la manera correcta y qué enunciados sirven esencialmente para el anuncio y la salvación.
La gracia
La gracia es un concepto central en el anuncio del Evangelio. Es la dedicación que Dios le dispensa al hombre sin que este hubiera hecho algo para ganársela. Quizás la que lo demuestra más claramente es la gracia divina al recibir el Santo Bautismo con Agua. Dios dispensa su atención a un niño débil y necesitado, le da el “sí” a la vida y a la comunión con Él.
Jesús es la gracia de Dios
La gracia de Dios se manifestó en forma perfecta en Jesucristo. Todavía antes de que existiésemos, dio su vida para redimirnos. Nos permite tomar parte en la plenitud de su mérito, ganado por su victoria sobre el mal. Nuestra respuesta a esta gracia es la confianza que ponemos en Él.
Fuertes por la gracia
A través de la dispensación del don del Espíritu Santo, Dios también nos ha concedido gracia. Colocó vida divina en nosotros, nutriéndola a través de la palabra del anuncio y la Santa Cena. Únicamente con nuestra fuerza no podríamos resistir al maligno, pero gracias a la vida divina que Dios colocó en nosotros hasta podemos vencer el mal.
¡Aferrémonos a la doctrina original, a las Confesiones de fe, que expresan el Evangelio y la naturaleza de Cristo de manera vinculante! Entonces no solo podremos hablar del Evangelio y transmitirlo en forma correcta, sino que seremos fuertes en la vida cotidiana, en la que a menudo es difícil cumplir con las exigencias del Evangelio: amar al prójimo y defender la verdad. ¡A través del Espíritu Santo, agucemos la mirada para ver lo mucho que Dios nos da y lo poco que nos hemos ganado!
29 de julio de 2020