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- Pentecostés, esto significa: Confesar sin temor el amor mutuo
Zúrich/Darmstadt. Del Servicio Divino con el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider participaron personas de todo el mundo. Él predicó en inglés ante una comunidad mundial – una imagen a la que estamos acostumbrados el domingo de Pentecostés. Menos habitual fue la tecnología en segundo plano: Con motivo de la pandemia del coronavirus, en esta ocasión el Servicio Divino llegó a las salas de estar mediante un streaming en directo.
Una fiesta de Pentecostés especial – lo comentó también el dirigente de la Iglesia Internacional al comienzo de su servir. «Las circunstancias en las que nos reunimos son especiales. No podemos reunirnos como siempre, no celebramos la Santa Cena, y no sabemos cómo explicar esta situación. Muchos hermanos en la fe lo están pasando mal en estos tiempos. Bien es verdad que Dios ha cambiado los planes de las personas, ¡pero no ha cambiado su plan! Él sigue siendo el Dios del amor y del consuelo.
El dirigente de la Iglesia predicó sobre la libertad, el valor de confesión y la unión. La base del Servicio Divino fue el texto bíblico de 2 Corintios 3:17: «Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.» El Espíritu Santo nos libera para servir y para amar. Él impregna las personas de una fuerza divina. «A través de Él somos liberados del miedo y podemos ser una herramienta en las manos de Dios», subrayó el máximo responsable de la Iglesia Nueva Apostólica.
Liberarse del temor
Entonces, en Pentecostés, los creyentes que estaban llenos del Espíritu Santo empezaron a profetizar. Su temor por la reacción de los demás había desaparecido por completo. Llenos del Espíritu de Dios, proclamaron el evangelio, independientemente del sexo, de la edad o del estatus social – así informan los Hechos de los Apóstoles. «¡Hoy nos lo pide a nosotros!» También nosotros somos llamados a anunciar la alabanza de Dios, a confesar nuestra fe en Cristo y a dejar que otros descubran el amor a través de nuestras palabras y actos, que Dios les demuestra, instó el Apóstol Mayor. Aún siguen en vigor el Sermón del Monte y la «regla de oro».
En estos tiempos difíciles otra muestra de nuestro amor hacia Dios es que nos ocupamos mejor de nuestra tierra, subrayó el dirigente de la Iglesia. Bien es verdad que queremos ir al cielo, pero vivimos aquí en la tierra. Somos responsables de qué sucede en la tierra. También desde la perspectiva nuevoapostólica es importante cuidar de los recursos naturales.
Liberarse de prejuicios
El Apóstol Mayor Schneider mencionó otro punto importante de los Hechos de los Apóstoles: Los cristianos en Jerusalén demostraron solidaridad entre ellos en aquella época. En las comunidades había diferencias enormes, se juntaron muchas culturas y religiones. Sin embargo, el poder del Espíritu provocó un cambio radical en ellos. «Lo mismo se aplica hoy en día.» El Apóstol Mayor dio un ejemplo: En vista de las medidas de seguridad actuales, con motivo del coronavirus, existen normas especiales. Si uno no cumplo las normas, ¡muchos en su entorno se verán afectados! «Así también es con el cuerpo de Cristo. Todos somos miembros del cuerpo de Cristo y no solo podemos pensar en nosotros mismos.»
Y otro ejemplo: Existen muchas personas que, antes del coronavirus, posiblemente no fueron valorados en su justa medida. «Ahora todos constatamos lo importante que es su trabajo.» La solidaridad entre nosotros es algo indispensable, según el dirigente de la Iglesia. Tenemos que vencer a los intereses propios y valorar a todos por igual. «¡Seamos uno y solidarios!» Y mirando hacia el futuro, comenta: «Hoy está en nuestras manos cambiar. ¿Queremos, cuando volvamos a reunirnos en las comunidades, ser exactamente igual que antes? ¿O queremos hacerlo mejor?» El Espíritu de Dios nos da la posibilidad de superar los prejuicios, perdonar las deudas y estar a la disposición del prójimo. «¡Seamos la prueba de la presencia de Cristo en su Iglesia!»
Ejemplo de Pedro
El Apóstol de Distrito Rainer Storck, que estaba invitado como anfitrión de la iglesia regional de Alemania del Oeste, recordó al Apóstol Pedro: Él negó al Señor tres veces antes de la crucifixión, porque tenía miedo. Pero después del derramamiento del Espíritu Santo obtuvo nuevas fuerzas y confesó a Jesucristo. Cuando por eso lo tomaron preso, pronunció la frase que se debe obedecer a Dios más que a las personas.
Un mundo grande en miniatura
También el final del Servicio Divino fue internacional e impresionante: 1.605 músicos y cantantes de 50 países diferentes se juntaron virtualmente en un cántico final, sin el ajetreo de los viajes. El coro virtual internacional ofreció cuatro estrofas del cántico «Oh, qué amigo nos es Cristo».
En esta ocasión, el dirigente de la Iglesia Internacional había elegido la comunidad de Darmstadt como lugar de transmisión del Servicio Divino internacional. Desde allí hasta la Editorial de la Iglesia en Neu-Isenburg, donde se encuentra toda la tecnología, no hay mucha distancia. Una gran comunidad virtual de cristianos nuevoapostólicos en todo el mundo ha podido escuchar la prédica del dirigente de la Iglesia. Con motivo de la pandemia del coronavirus, con sus estrictas medidas de seguridad e higiene, el Servicio Divino de Pentecostés se ha podido ver en prácticamente todos los países del mundo por internet o, como en Sudáfrica, por el propio canal de televisión NACTV.
Por cierto, en la misma ciudad de Darmstadt este domingo se ha podido reunir una pequeña comunidad, por primera vez en meses: 44 participantes en la iglesia grande. Gradualmente las comunidades se van abriendo para su funcionamiento de los Servicios Divinos.
Pentecostés: mirada hacia atrás
Servicios Divinos de Pentecostés hasta el año 2007 se encuentran en la página web central de la Iglesia Nueva Apostólica. Ahí se puede leer lo que ha sucedido hasta la fecha. Y como anteriormente siempre había una palabra de saludo especial en Pentecostés de parte del entonces Apóstol Mayor, éstas también se encuentran allí.