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- 29. Abril de 2020: Pensamientos sobre el texto bíblico
“Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen” (Salmos 34:8-9). Salmos 34 habla de los quebrantados, los pobres, los enfermos o los perseguidos que se dirigen a Dios para ser liberados de sus angustias. Probablemente el salmo haya sido cantado en el templo por los sacerdotes o incluso por toda la comunidad. Para los israelitas, el templo era el lugar donde Dios estaba directamente cerca de ellos, donde encontraban protección y ayuda.
Dios es bueno
El salmo señala que es necesario confiar en Dios para experimentar y reconocer su bondad y amabilidad. Quien confía en Dios también supera situaciones difíciles en las que uno puede tener la impresión de que ha sido abandonado por Dios.
Confiar en Dios no es un mérito propio, sino que se hace posible a través del Espíritu Santo. Por lo tanto, el que es capaz de confiar en Dios también es dichoso. ¡El que puede confiar en Dios en situaciones buenas y malas es verdaderamente bendecido por Él!
Temor a Dios
Los “santos”, es decir, los que pertenecen al pueblo de Dios, son llamados a tener temor a Dios. El temor a Dios no es otra cosa que sentirse cohibido y ser respetuoso ante la santidad, omnipotencia y majestuosidad de Dios. El que reconoce la grandeza de Dios le da gracias y se guía por su voluntad. El temor a Dios también se muestra evitando el pecado. “Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela” (Sal. 34:13-14). Aquel que se arrepiente de sus pecados, reconoce su propia debilidad y la necesidad de confiar en la ayuda de Dios. Dios ayudará a los que no se apoyan en su propia fuerza, sino en la fuerza de Dios. “Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen”.
Nada les falta
El salmo habla de que los justos tienen muchas aflicciones y sufrimiento (versículos 18 y 19), al mismo tiempo que expresa la certeza de que los que ponen su confianza en Dios y muestran temor a Dios nada les faltará.
Sin embargo, comprobamos una y otra vez que a muchos de los que confían en Dios les falta incluso lo más necesario. A menudo la incapacidad y la codicia humanas impiden que las personas tengan lo más necesario para vivir. Esta injusticia es difícil de soportar. Pero también hay un consuelo aquí. Porque una cosa no puede ser impedida por los seres humanos: que Dios dé la salvación, acompañe y fortalezca al hombre para que no desespere ni siquiera en situaciones difíciles.
¡Incluso en el peligro y en situaciones desesperadas podemos confiar en el amor de Dios y en su voluntad salvífica!
29 de abril de 2020