¡Haced esto!

Nuestra vida terrenal no siempre es fácil. Todos tenemos nuestras dificultades y problemas, por lo que no es posible que estemos alegres y cantemos “Aleluya” todos los días. Pero en cada Servicio Divino Dios quiere darnos una alegría profunda, una alegría duradera.

¿Pero cómo lo hace? ¿Elimina todos nuestros problemas, resuelve todo para bien y entonces volvemos a estar felices?

El primer milagro que Jesús realizó y que nos ha sido transmitido, ocurrió en las bodas de Caná. De repente surgió un problema: se había acabado el vino, lo que sin duda empañó la alegría de los presentes. Se dirigieron a Jesús y ¿qué hizo Él? Él mismo no hizo nada al principio. Solo les dijo lo que tenían que hacer:

  • Tomad las tinajas y llenadlas de agua. Como hicieron lo que les dijo, experimentaron el milagro –el agua se convirtió en un vino de fantástico sabor– y pudieron disfrutarlo.

Dios no siempre resolverá nuestros problemas terrenales de inmediato o tan concretamente como lo hizo Jesús en las bodas de Caná. Pero en el Servicio Divino nos da su palabra, nos habla y nos dice: “¡Haced esto!”. Y si ponemos en práctica esa palabra, experimentaremos a Dios y nuestra alma estará alegre.

Esa es la bendición que el Señor quiere darnos en cada Servicio Divino.

Impulso de un Servicio Divino del Apóstol Mayor

Febrero 2022