Comunión llena de colores tonales

Consolación, alegría, fuerza: estos son solo algunas de las tonalidades de las partituras de la música de la Iglesia. Y se llenan de color cuando se añaden los tonos de los estilos internacionales. En este sentido, la Iglesia Nueva Apostólica es una comunidad que canta y hace música.

La música es un lenguaje universal que conmueve el alma y, como tal, sirve para proclamar el Evangelio. Expresa alabanza y agradecimiento a Dios y subraya la dignidad y santidad del Servicio Divino. Es una forma de profesar la fe, incluso sin pronunciar palabra.

En el Servicio Divino, en casa

La música tiene su lugar fijo en la liturgia de la Iglesia Nueva Apostólica. Prepara para la prédica. Mueve a la introspección antes del perdón de los pecados. Y expresa alegría y gratitud durante el festejo de la Santa Cena.

La música promueve la comunión. El canto conjunto de la comunidad es una parte fundamental del Servicio Divino. Normalmente también canta un coro mixto a varias voces. Y no pocas veces pueden escucharse obras instrumentales.

En acción voluntariamente

Los coros conocen un amplio abanico de colaboradores. Hay desde coros de niños y jóvenes hasta coros masculinos y de adultos mayores. Incluso pueden encontrarse coros especiales para honras fúnebres y entierros. Más allá del nivel de la comunidad, a menudo se forman ensambles que tocan música de más alto nivel. Estos incluyen, por ejemplo, coros de cámara u orquestas sinfónicas.

Los dirigentes de los coros y ensambles, al igual que los miembros, a menudo son laicos y ejercen sus actividades voluntariamente. Están apoyados por asesores profesionales. Estos proporcionan formación, apoyo en materia de derechos de autor y de interpretación, y también brindan asistencia, por ejemplo, en la planificación de conciertos públicos.

Gran variedad de estilos

Se canta y se toca una variedad de literatura diferente, comenzando por obras clásicas y cantos de Iglesia conocidos y no deteniéndose en los góspels ni en los cantos tradicionales regionales.

La tradición de componer también la propia literatura, especialmente obras corales, se remonta a fines del siglo XIX. El arte está experimentando un nuevo florecimiento con puntos focales en Alemania y Sudáfrica desde hace algunos años, como lo demuestra, entre otros, la producción del importante oratorio pop "Yo soy".