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- Pascua 2020: ¡Entregados a Dios hacia el futuro!
Zúrich/Neu-Isenburg. «A través del Espíritu Santo podemos notar la presencia del Hijo de Dios resucitado, incluso detrás de puertas cerradas.» Este ha sido el mensaje de Pascua del Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider durante este año tan especial.
«Es una fiesta de Pascua muy especial que celebramos hoy todos juntos» – con estas palabras saludó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider, máximo dirigente espiritual de la Iglesia Nueva Apostólica, a la gran comunidad virtual. Como no era posible tener un Servicio Divino presencial, su prédica de Domingo de Resurrección se trasmitió en directo en YouTube e internet.
Dejarse caer en la mano de Dios
El dirigente de la Iglesia se mostró preocupado: Hay mucho sufrimiento y necesidad en el mundo. Se dice que más de dos millones de personas han sido infectadas por el coronavirus, y más de cien mil han fallecido. Y no solo se trata de salud y vida; de momento no podemos saber todas las consecuencias económicas de la pandemia. Esto hace que la gente tenga miedo y sienta inseguridad. «¡Como cristianos hemos aprendido a ser entregados a Dios!», según el Apóstol Mayor. «Sabemos que hay muchas cosas que desconocemos y aun así confiamos en Dios.» Su consejo: déjate caer en la mano de Dios.
Al mismo tiempo se opuso enérgicamente contra las afirmaciones de que la pandemia del coronavirus fuera un castigo divino, una señal del fin del mundo: «Este tipo de declaraciones no provienen del Espíritu Santo.» ¡Habla de Dios como el Dios del amor!
La resurrección de Jesús predice nuestra resurrección
La Biblia describe de una forma muy práctica el encuentro entre el Resucitado y sus discípulos, aclaró el Apóstol Mayor Schneider sobre los acontecimientos de aquel entonces. No obstante, la alegría singular y la profunda paz fueron las sensaciones palpables de la comunidad de entonces. Los discípulos estaban llenos de alegría por la vuelta su Maestro Jesús. «Él, que estaba con ellos, que estuvo en la cruz, que fue enterrado, vuelve a estar con ellos y vive» – esto fue un enorme consuelo para ellos. Solo a posteriori entendieron: «Dios ha estado con Jesucristo. Incluso más: ¡Jesucristo es Dios! Tomás lo expresó con estas palabras: «¡Mi Señor y mi Dios!»
Que la fiesta de Pascua también hoy traiga paz y alegría. «Su resurrección predice nuestra resurrección. Jesucristo vive – Él es Dios.» Él es amor, está cerca de las personas, está del lado de los débiles y regala gracia. «¡Se preocupa por los suyos y no deja caer a nadie! Él murió por sus amigos. «Él murió por ti, ¡piensa en ello!» Para reafirmarlo, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider leyó una palabra bíblica de Apocalipsis 1: 17b-18: «¡No temas! Yo soy el primero y el último y el que vivo. Estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.»
El primero y el último
Jesucristo es el primero entre las personas que vistió un cuerpo resucitado, informa la Biblia – básicamente la primera etapa de la nueva creación, concluyó el dirigente de la Iglesia. Jesucristo fue la primera persona que pudo entrar en el reino de Dios con un cuerpo resucitado. Y Dios ha comenzado con ello también en nosotros a través del Bautismo con Agua y el Espíritu. «Él nos dio vida de Su vida.» De esta manera, el cristiano hoy en día también tiene la oportunidad de recibir un cuerpo resucitado. En este momento, el cristiano aún debe creer en la resurrección de Jesús y en la suya propia. Sin embargo, las Escrituras dicen claramente que los que siguen a Cristo ya hoy pueden saborear la alegría de la resurrección.
Poder sobre tierra y cielo
Cristo tiene las llaves del Hades y de la muerte, según el texto en Apocalipsis. Esta afirmación bíblica será nuestro consuelo, siguió el Apóstol Mayor Schneider. La muerte física no es ningún impedimento para la salvación a través de Jesucristo. Tenemos la certeza de que Dios también se preocupa por los muertos y trabaja en la salvación de los mismos. «Hades» es el término para el distanciamiento hacia Dios. Jesús tiene las llaves porque Él conduce a las personas a la cercanía de Dios. «Nadie está condenado de por vida. El Resucitado tiene las llaves, no una persona. Es decir, no se trata de saber, ni de éxito, ni de poder. No se trata de una posición social. Se trata de la fe en Jesucristo y del seguimiento», aseguró el Apóstol Mayor. Cualquier persona, que crea en Jesucristo y le siga, podrá encontrar la salvación: «El Resucitado tiene las llaves. Él tiene el poder sobre la tierra y el cielo.»
Anhelo por la celebración de la Santa Cena
Durante el desarrollo del Servicio Divino, el dirigente de la Iglesia Internacional subrayó el hecho de que no se celebrase la Santa Cena: «Normalmente conmemoramos la resurrección del Señor a través de la celebración de la Santa Cena. ¡Hoy, no es posible!» Bien es verdad que todos deseamos celebrar la Santa Cena, pero: «Tenemos que ser conscientes de que la Santa Cena es un sacramento, instituido por el mismo Jesucristo. Él mismo está presente en la hostia consagrada. También determina cómo nosotros podemos celebrarla dignamente.» Los Apóstoles tienen que administrar el sacramento, pero no pueden disponer de ello libremente y adaptarlo a su gusto. Jesús instituyó la Santa Cena como una cena común – en este momento esto no es posible. Así también está escrito en la confesión de la fe «y no deberíamos cambiarlo.»
En lugar de ello, Dios recuerda a la comunidad que la Santa Cena es una gracia que Él nos da. No tenemos ningún derecho sobre ella. Mientras sea la voluntad de Dios, que no se pueda celebrar la Santa Cena, nos proporcionará lo que necesitemos.
Anticiparse a la gran Santa Cena
Y entonces, el Apóstol Mayor se dirigió muy personalmente a los creyentes: «Aprovechemos este tiempo especial para prepararnos para la primera Santa Cena que podamos volver a celebrar juntos.» Esto podríamos hacerlo con la pregunta: «¿Cómo volveré a celebrar mi primera Santa Cena, qué me propongo?» De esta manera la comunidad también se prepararía para la gran Santa Cena con Jesucristo en el reino de Dios. El Apóstol Mayor hizo referencia a Lucas 22: 28-30: «Ahora bien, ustedes son los que han estado siempre a mi lado en mis pruebas. Por eso, yo mismo les concedo un reino, así como mi Padre me lo concedió a mí, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.» ¡Cristo lo decide por nosotros! La promesa de la participación de la gran Santa Cena del Señor no es una vaga promesa de un líder de iglesia: «Son verdaderas palabras de Dios.»
Para terminar el máximo responsable de la Iglesia se despidió de la comunidad internacional virtual con las palabras: «Yo os prometo: Que en cuanto sea posible celebrar la Santa Cena, lo vamos a hacer. ¡Yo también lo anhelo!»