El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

4.3.2 Culpa

Siempre que los hombres infringen la voluntad de Dios, pecan y cargan con la culpa ante Dios. Hay culpa cuando Dios, en su justicia y omnisciencia, le imputa al hombre, que ha cometido un pecado, su conducta equivocada. La gravedad de la culpa sólo la mide Dios.

El grado de la culpa puede variar: resulta decisivo si el pecador actúa a sabiendas; así también pueden cumplir un rol determinadas influencias a las que el hombre está expuesto, como por ejemplo circunstancias de la vida, estructuras sociales, normas legales públicas, situaciones de emergencia, predisposiciones patológicas. La culpa resultante de un pecado en particular, en algunos casos puede ser nula, sin embargo en otros puede ser tal que “clame a Dios" (Gn. 4:10). De todo esto podemos concluir que la culpa, a diferencia del pecado, es relativa.

Dios, en su amor, desea redimir a los hombres del pecado y liberarlos de la culpa. Este es el propósito del sacrificio de Cristo, la esencia del obrar salvífico de Dios.

EXTRACTO

Se debe distinguir entre pecado y culpa. (4.3)

Pecado es todo lo que se opone a la voluntad de Dios y va en contra del ser de Dios. Todo pecado separa de Dios y debe ser perdonado. Al momento de evaluar si algo es pecado o no, lo decisivo es, exclusivamente, la voluntad divina. El hombre de ninguna manera puede decidir por sí mismo qué es pecado. (4.3.1)

Culpa existe cuando Dios, en su justicia y omnisciencia, le imputa al hombre, que ha cometido un pecado, su conducta equivocada. La gravedad de la culpa puede variar, sólo la mide Dios. La culpa, a diferencia del pecado, es relativa. (4.3.2)