El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

8.1.6 Efectos del Santo Bautismo con Agua

Con el Santo Bautismo con Agua, el hombre que cree en Jesucristo y se profesa a Él, es incorporado en la Iglesia de Cristo y de esa manera tiene comunión con Jesucristo. El Santo Bautismo con Agua realizado trinitariamente vincula a los cristianos entre sí.

En forma similar a la circuncisión en el antiguo pacto, el Santo Bautismo con Agua es una señal del pacto. A través del mismo, el hombre es adoptado en el nuevo pacto y puede recibir las demás señales del pacto: le está liberado el acceso al Santo Sellamiento. El bautizado en la Iglesia Nueva Apostólica tiene el derecho a recibir en forma permanente la Santa Cena.

El bautizado tiene parte en la muerte de Jesucristo y en su nueva vida. Viéndolo espiritualmente, es partícipe de lo que le sucedió a Jesucristo. Así como Cristo murió en la cruz por los pecados de los hombres, el hombre debe “morir" por el pecado renunciando a él. El Bautismo incluye al creyente en el obrar redentor de Cristo, de manera que la muerte de Cristo en Gólgota también se convierte en la “muerte" del bautizado: esto significa que finaliza la vida alejada de Dios y comienza la vida en Cristo. El Bautismo transmite fuerzas que ayudan a pelear en la lucha contra el pecado (Ro. 6:3-8; Col. 2:12-13).

El Bautismo es un “revestirse de Cristo". Con él tiene lugar el primer paso en el camino a la renovación del ser interior. “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos" (Gá. 3:27). Esta imagen está basada en dejar la vieja conducta y “revestirse" de las virtudes de Cristo. Describe lo que se expresa en el concepto del arrepentimiento: apartarse del viejo ser y entregarse al Señor. Se trata entonces de llevar una vida conforme a la voluntad de Dios. El bautizado promete alinear su vida bajo el reinado de Cristo.