El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

3.5.4.2 El Espíritu de verdad

Jesucristo también llamaba al Espíritu Santo el “Espíritu de verdad" (Jn. 15:26). Este Espíritu hace comprensible lo que agrada a Dios y qué se contradice con su voluntad: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio" (Jn. 16:8). El Espíritu Santo distingue la verdad de la mentira (Hch. 13:9-10).

Durante el tiempo de su actividad en la tierra, el Señor no agotó por completo todas las explicaciones sobre la verdad ni sobre el transcurso de la historia de la salvación, pero hizo alusión a futuras revelaciones del Espíritu Santo: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir" (Jn. 16:12-13). De esta misma manera está activo el Espíritu Santo también en el presente (ver 1.3).

Todo lo que manifiesta el Espíritu de verdad, está relacionado con la esencia y obra de Cristo. Revela el reinado divino de Cristo (1 Co. 12:3). Confiesa que Jesucristo ha venido en la carne (1 Jn. 4:2) y transmite el reconocimiento de que Jesucristo vino como Hijo del Padre y así vendrá nuevamente.