El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

5.1 Vivir con fe conforme a los mandamientos de Dios

La fe en Dios repercute decisivamente en toda la vida del hombre. El creyente aspira a que sus pensamientos y sus obras sean acordes a la voluntad de Dios. Reconoce en Dios al Iniciador de un orden justo.

Para que los hombres se puedan mover en este orden, Dios como su Creador les dio mandamientos. Los mandamientos expresan la voluntad de Dios acerca de cómo debe ser la relación con Él. Además constituyen el fundamento para un buen trato mutuo entre los hombres.

Como el creyente reconoce a Dios como su Señor y es consciente de la omnisapiencia de Dios, confía en sus disposiciones, pregunta cuál es su voluntad y se esfuerza en subordinar su propia voluntad a la de Dios.

Ya en el tiempo del Antiguo Testamento había hombres y mujeres creyentes que permitían que la fe determinara sus obras; en Hebreos 11 se mencionan algunos ejemplos. Estos testigos de la fe también son ejemplos para los cristianos. Hebreos 12:1 exhorta a despojarnos “del pecado que nos asedia" y en la lucha contra el pecado transitar con paciencia el camino de la fe.

El ejemplo más grande es Jesucristo, el Autor y Consumador de la fe. Él era uno con su Padre y siempre colocó su voluntad bajo la voluntad de Dios (Lc. 22:42). Su obediencia incondicional, el cumplimiento de todo lo indicado por su Padre, convoca al seguimiento y exige un modo de vida conforme a su ejemplo: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor" (Jn. 15:10). Así Jesucristo es para todos los que lo siguen en obediencia en la fe, el Autor de eterna salvación (He. 5:8-9).

El reconocimiento de que la salvación se alcanza recibiendo los Sacramentos, forma parte de la fe de un cristiano. Aceptar estas acciones salvíficas de Dios y esperar el pronto retorno de Cristo hacen “que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras" (Tit. 2:12-14).

“Vivir en este siglo piadosamente" significa que a partir de nuestra confianza infantil orientemos nuestros pensamientos y nuestras obras en la voluntad de Dios sin santidad fingida ni hipocresía. El fundamento de la confianza infantil en nuestro Padre celestial es su amor al ser humano. En obediencia en la fe, el hombre se subordina a la voluntad divina.

Alentar la “obediencia a la fe" en el nombre de Jesús, es tarea del ministerio de Apóstol (Ro. 1:5; 16:25-26). Quien se halle en esta obediencia, orientará su vida conforme a la doctrina de Cristo (Ro. 6:17). Esto es vivir verdaderamente con fe conforme a los mandamientos de Dios. De esta manera se manifiesta el amor del hombre a Dios.

EXTRACTO

Los mandamientos expresan la voluntad de Dios acerca de cómo debe ser la relación con Él. Además constituyen el fundamento para un buen trato mutuo entre los hombres. (5.1)

En la fe el hombre reconoce a Dios como su Señor; confía en Él y aspira a que sus pensamientos y sus obras sean acordes a la voluntad de Dios. (5.1)

La obediencia incondicional de Jesús a su Padre convoca al seguimiento y exige un modo de vida conforme a su ejemplo. (5.1)