El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

4.8.2 La relación entre fe y obras

El hombre es justificado por la fe en Jesucristo. En este sentido, sus obras no aportan en nada a su santificación y justificación: “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley" (Ro. 3:28).

No obstante, la fe y las obras están estrechamente relacionadas y no pueden ser separadas entre sí. Las buenas obras son expresión de una fe viva; si faltan, la fe estará muerta. La fe no es sólo una actitud interna, sino que induce a obras concretas (Stg. 2:15-17).

Las buenas obras tienen su origen en la fe, son como la cara visible de la fe, en las que puede reconocerse si esta es genuina. La fe se realiza ante todo en el amor a Dios y en el trato cordial con nuestro prójimo.

Fe y obras, justificación y conducta santificada, van juntas y no pueden ser separadas.

EXTRACTO

“Evangelio" significa “buena nueva". En el Nuevo Testamento, bajo “Evangelio" se entiende el obrar divino de salvación en Jesucristo. (4.8)

La ley y el Evangelio revelan la voluntad divina de salvación. La ley está dirigida al pueblo de Israel, mientras que el Evangelio tiene validez universal. (4.8)

Así como el antiguo pacto ya contiene referencias al Evangelio, también en el nuevo pacto la referencia a la ley es parte de la proclamación del Evangelio. (4.8.1)

Jesucristo resumió los contenidos siempre vigentes y necesarios de la ley mosaica en el mandamiento del amor a Dios y al prójimo. Así, la “ley de Cristo" toma elementos importantes de la ley mosaica. (4.8.1)

El hombre es justificado por la fe en Jesucristo. En este sentido, sus obras no aportan en nada a su santificación y justificación. No obstante, la fe y las obras, la justificación y una conducta santificada están estrechamente relacionadas. Las buenas obras tienen su origen en la fe, son como su cara visible. (4.8.2)