El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

7.4.1 Características del ministerio de Apóstol

Jesucristo confirió amplios poderes al ministerio de Apóstol. El Apóstol es un enviado de Jesucristo y actúa en su nombre. Se le asignan al ministerio de Apóstol atribuciones y funciones que surgen de los ministerios de Jesús: Rey, Sacerdote y Profeta (ver 3.4.7). Por lo tanto, el ministerio de Apóstol recibe toda autoridad de Jesucristo y se encuentra en una relación absoluta de dependencia con Él.

El Apóstol Pablo fue el único Apóstol del cristianismo temprano que habló de su ministerio. En la segunda epístola a los Corintios transmite referencias esenciales sobre el significado del ministerio de Apóstol. Sus enunciados no son de naturaleza dogmática, sino una reacción a ataques tanto de la comunidad de Corinto como también de afuera. Queda en claro en estos enunciados cómo entiende Pablo su ministerio. Se pueden derivar de ellos las características generales del ministerio de Apóstol:

El ministerio del nuevo pacto

Con esta designación se lo distingue del ministerio del antiguo pacto. Cuán fundamental es la diferencia entre el ministerio del nuevo pacto y el del antiguo pacto queda en claro en 2 Corintios 3:6: “La letra mata, mas el espíritu vivifica". La “letra" es la ley mosaica, mientras que el “espíritu" significa el Evangelio, cuyo efecto de salvación se basa en la gracia de Dios.

Jesucristo es el eterno Sumo Sacerdote del nuevo pacto, quien se ofreció en sacrificio a sí mismo (He. 4:14-15; 7:23-27). Desde la ascensión de Cristo, la tarea de los Apóstoles es hacer accesible a los hombres la salvación obtenida por Él. La administración y dispensación de los medios de salvación logrados por Jesucristo se realiza sobre la tierra (ver 9.6.3). Por la encarnación de Dios, la tierra fue determinada por Dios mismo como el lugar donde se imparte la salvación.

En contraste con el ministerio del antiguo pacto, restringido al pueblo de Israel, el ministerio del nuevo pacto no conoce fronteras: está activo entre todos los pueblos.

El ministerio del Espíritu

El ministerio de Apóstol es el “ministerio del espíritu" (2 Co. 3:8; comparar con Hch. 8:14-17). Por la dispensación del don del Espíritu Santo, se le concede a un alma bautizada con agua la filiación divina y la condición previa para la primogenitura.

El ministerio de la justificación

El ministerio de Apóstol como el “ministerio de justificación" contrasta con el “ministerio de condenación" del antiguo pacto. El Apóstol Pablo escribe: “Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria [...], ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?" (2 Co. 3:7-8). El Apóstol establece aquí una diferencia fundamental entre la ley mosaica y la ley de Cristo.

El ministerio de Apóstol señala el hecho de que el hombre es pecador y necesita la gracia de Dios. La fe en Jesucristo y la aceptación de su sacrificio conducen a la justificación válida ante Dios.

El ministerio de la reconciliación

El ministerio de Apóstol, el “ministerio de la reconciliación" (2 Co. 5:18-19), exhorta al arrepentimiento y conduce al hombre a experimentar la proeza redentora de Dios que se consumó en Jesucristo. El Apóstol anuncia la muerte y resurrección de Jesús, y hace posible a los creyentes participar en la plenitud del mérito de Cristo a través del perdón de los pecados y el festejo de la Santa Cena. “Reconciliación" significa la restauración de la relación perfecta entre el hombre y Dios, así como entre los seres humanos. La “reconciliación" completa se habrá alcanzado cuando se manifieste la gloria de la filiación divina y los “hijos de Dios" sean semejantes al Señor (1 Jn. 3:2).

Embajador en nombre de Cristo

El enunciado del Apóstol Pablo: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo ..." (2 Co. 5:20) expresa que Jesucristo está activo en su Iglesia a través de los Apóstoles. El Apóstol actúa en el poder del Espíritu Santo, anuncia el Evangelio y administra los Sacramentos. Su actividad está destinada a la salvación de los seres humanos necesitados de redención.

De la primera epístola a los Corintios y de Hechos se pueden derivar otras características del ministerio de Apóstol:

Administradores de los misterios de Dios

Pablo habla de los Apóstoles como “administradores" (1 Co. 4:1). Un administrador es responsable de la “casa", o bien de la comunidad. En ella, los Apóstoles aseguran el debido anuncio del Evangelio y la debida administración de los Sacramentos. Ellos instituyen a los portadores de ministerio y mantienen el orden en la comunidad.

El Apóstol Pablo utiliza el término “administrador" en relación con los “misterios" divinos. Esto sugiere que también le ha sido confiada al ministerio de Apóstol la tarea de comunicar y clarificar revelaciones de Dios, es decir, “misterios". Forman parte de ellos, por ejemplo, la elección de los gentiles, o sea, aquellos que no son judíos, y el arrebatamiento de la comunidad nupcial en el retorno de Cristo (1 Co. 15:51; Col. 1:26-28).

Ministerio de la palabra

En el prólogo de Juan, el Hijo de Dios es descripto como el “Verbo" (“Logos") por el cual fue creado todo. El ministerio de Apóstol, a quien el Señor también le dio el encargo de enseñar, es partícipe de este poder de la palabra para servir. También en este sentido debe ser entendido Hechos 6:4: “Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra". Los Apóstoles predican el Evangelio e interpretan las Escrituras de la manera apropiada (Gá. 1:11-12).

Orientación hacia el día del Señor

La orientación hacia el día del Señor es otra característica esencial del ministerio de Apóstol. El Apóstol Pablo escribe a la comunidad de Corinto: “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo" (2 Co. 11:2). “Virgen pura" es una imagen de la comunidad nupcial escogida por Jesucristo, la cual a través de los Apóstoles es preparada para el retorno de Cristo.

EXTRACTO

“Apóstol" (“apóstolos") significa “enviado". (7.4)

Jesucristo le concedió directamente a su Iglesia un solo ministerio: el ministerio de Apóstol. El ministerio de Apóstol recibe toda autoridad de Jesucristo y se encuentra en una relación absoluta de dependencia con Él. (7.4 y 7.4.1)

El ministerio de Apóstol se denomina “ministerio del nuevo pacto", “ministerio del Espíritu", “ministerio de la justificación", “ministerio de la reconciliación". Los Apóstoles también son llamados “embajadores en nombre de Cristo" y “administradores de los misterios de Dios". (7.4.1)

La orientación de la comunidad hacia el retorno de Cristo es otra característica esencial del ministerio de Apóstol. (7.4.1)