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- Colocaciones en descanso y ordenaciones en Kenia
Nairobi. Un servicio divino de juventud el 13 de mayo de 2006 en Embu y un servicio divino de confirmaciones el 14 de mayo de 2006 en Nairobi, la capital de Kenia, con actos de confirmación, tres colocacionesen descanso y seis ordenaciones de ministerios dirigentes de la Iglesia - así se deja resumir en pocas palabras el viaje absolutamente interesante del apóstol mayor Wilhelm Leber en el sudeste del continente africano. De los aproximadamente 32 millones de habitantes en Kenia, alrededor de 1,3 millones profesan la fe nuevoapostólica.
El apóstol Jackson Kadenge (63), el obispo Joseph Ngoro (48) y el obispo Johnstone Simekha (63) fueron despedidos solemnemente a la jubilación merecida. Todos ellos figuran entre los pioneros de la Iglesia Nueva Apostólica en su patria Kenia. El apóstol mayor Leber realzó que los tres portadores de ministerio han servido con «completa entrega». El apóstol mayor agradeció también el compromiso de sus esposas y familias.
Al final del servicio divino festivo el jefe internacional de la Iglesia ordenó a dos nuevos apóstoles y cuatro obispos para la iglesia regional Tanzania: Elias Mwaisaka (54) y Vincent Wofile (44) recibieron el ministerio de apóstol. Watson Kalyembe (52), Emmanuel Macheho (39), Hamis Meleine (32) y Shukuru Mwailamula (51) trabajarán en el futuro como obispos en Tanzania.
En ese país hay aproximadamente 600 000 miembros nuevoapostólicos. El país Tanzania es con 0,95 millones de kilómetros cuadrados, casi tres veces más grande que Alemania, pero relativamente poco poblada. A causa de las grandes distancias y la usualmente deficiente infraestructura técnica de transporte, se necesita un cuidado intensivo de las comunidades nuevoapostólicas, así el apóstol mayor Leber.
En el servicio divino que el apóstol mayor Wilhelm Leber realizó en la iglesia central en Nairobi invitó a más de 80 hermanos de fe jóvenes al altar; ellos hicieron solemnemente y en gran dignidad su voto de confirmación. El texto bíblico de 1. Juan 2:28: «ahora, queridos hijos, permanezcamos en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante él confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida», no solamente fue válido para ellos, sino para la gran comunidad festiva.