¿Un evento obligado?

En un pasaje bíblico muy conocido y que con frecuencia ha sido musicalizado, el salmista escribe: “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo” (Sal. 27:4). ¿Solo en la casa del Señor?

Se podría argumentar que Dios es omnipresente, que está en todas partes, en toda la creación. Eso también es cierto. Pero ya en el Antiguo Testamento Dios determinó que hay un lugar donde el hombre puede experimentar y vivir la presencia de Dios de manera especial, donde Dios se revela al hombre de manera particular. El salmista lo sabía. También era consciente de que este ofrecimiento de Dios no es automático, sino un acto de gracia, como han tenido que experimentar muchos creyentes de todo el mundo en el último año y medio.

Demasiado a menudo, ir a la Iglesia se considera una obligación: “Tengo que ir al Servicio Divino”. ¡No! No somos nosotros los que le hacemos un favor a Dios. Es Dios quien nos da un regalo muy especial.

Impulso de un Servicio Divino del Apóstol Mayor

Agosto 2021