Hoy es una fiesta de alegría, en la que podemos dar gracias, alabar y regocijarnos. Sé que muchos dicen: “¡Eso está totalmente fuera de lugar ahora, en estas circunstancias!”. Sí, ¡es exactamente por eso!

Hoy en día, los seres humanos quizá son un poco más conscientes de que el mundo vive bajo el dominio del mal y de que, aunque a menudo las personas tienen buena voluntad y se esfuerzan, no consiguen liberarse del perverso poder del mal. Este poder siempre está presente y se revela cruelmente una y otra vez.

Pero nosotros lo sabemos: Jesucristo ha vencido al mal. Jesucristo está obrando y quiere liberar de una vez por todas a los seres humanos de este poder del mal, abolir totalmente el mal, y nadie puede detenerlo.

Cuando hoy nos alegramos, no significa que no nos importe cuántas personas están pasando grandes necesidades. Al contrario, compartimos su sufrimiento y tomamos parte en él. Pero también tenemos el consuelo y la certeza de que Cristo está obrando. Él quiere liberar a todos los seres humanos del mal. Esa es nuestra alegría, esa es nuestra confianza. Es nuestro deseo y nuestro anhelo que muchos más en este mundo y en el más allá puedan alcanzar la salvación lo antes posible.

De un Servicio Divino del Apóstol Mayor

Junio 2023