El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

12.1.6.3.3 Niveles del anuncio de la palabra

La palabra de Dios es perfecta, pura y verdadera, y no obstante, puede ser anunciada por seres humanos imperfectos. Por eso, la prédica puede contener alguna imperfección. Dios, que escucha los ruegos sinceros del que predica y de los que oyen, coloca su potencia en las deficientes palabras humanas de la prédica. Por lo tanto, existen dos niveles. Uno es el humano: una persona habla, otras oyen. En este nivel no se pueden excluir errores lingüísticos ni contextuales del que habla, como tampoco errores en la comprensión de los oyentes. El otro nivel es el divino: el Espíritu Santo habla, a través del siervo de Dios enviado, al corazón del oyente, fortaleciendo, o bien, despertando en él la fe. Por ende, la imperfección de las palabras y frases expresadas no impide a Dios colocar su potencia en ellas.

También el oyente de la prédica debe cumplir algunos requisitos a fin de no interpretarla como la mera expresión de un hombre. El requisito fundamental para ello es la fe. Esto quiere decir que el oyente se brinda con confianza a la palabra de la prédica, la acepta y está dispuesto a incluirla en su vida. Si es así, la palabra de la prédica despertará en el oyente el reconocimiento de examinarse interiormente. Admitirá pecados cometidos, se despertará en él arrepentimiento y penitencia, y anhelará la gracia.

En momentos previos a la prédica, el oyente debe orar para que el Señor le brinde fortaleza y paz a través de la palabra. El Señor atiende la oración entrañable por la palabra de Dios que le eleva una comunidad anhelante.

Después de la prédica tiene lugar el festejo de la Santa Cena, el cual será preparado por la palabra de Dios.

EXTRACTO

En los Servicios Divinos es anunciada la voluntad de Dios para el presente; a este anuncio de la palabra lo denominamos “prédica". (12.1.6)

Jesús enseñaba en el templo de Jerusalén, en sinagogas y otros lugares. Un ejemplo del anuncio de la palabra por Jesús es el Sermón del Monte. (12.1.6.2)

La primera prédica cristiana fue la del Apóstol Pedro en Pentecostés. (12.1.6.2)

En el Servicio Divino nuevoapostólico, el anuncio de la palabra de Dios tiene amplia cabida. El fundamento para la prédica es un texto bíblico. Su explicación en una alocución libre constituye el núcleo de la prédica, la cual es despertada por el Espíritu Santo. (12.1.6.3)

El punto central del anuncio de la palabra es el Evangelio, que anuncia la vida y el sacrificio de Jesús, su resurrección y su retorno. Además, brinda orientación para llevar una vida conforme a la voluntad de Dios. (12.1.6.3.1)

El anuncio apostólico de la palabra siempre aspira a preparar a la comunidad para la venida de Jesús. (12.1.6.3.2)

La palabra anunciada fortalece la fe y la confianza en Dios, transmite consuelo y seguridad, fomenta el reconocimiento. (12.1.6.3.2)

La palabra de Dios es perfecta, pura y verdadera, y no obstante, puede ser anunciada y escuchada por seres humanos imperfectos. Eso no impide a Dios colocar su potencia en ellas. (12.1.6.3.3)