El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

3.2.4 La unidad de las tres personas divinas

Los cristianos se profesan a un Dios trino. Cada una de las personas divinas – Padre, Hijo y Espíritu Santo – es verdadero Dios. La fe cristiana comprende que Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, son ya desde siempre, es decir, que existen desde la eternidad.

Por ende, “Padre", “Hijo" y “Espíritu Santo" no son sólo nombres que indican distintas maneras de existencia o de revelación, sino que estos tres nombres existen para las personas divinas diferentes entre sí en su ser. Por cierto que el Padre no es el mismo que el Hijo, y el Hijo no es el mismo que el Padre; el Espíritu Santo no es el mismo que el Padre o el Hijo, puesto que el Padre es el Engendrador, el Hijo es el Engendrado y el Espíritu Santo es el que surgió de ambos.

Las tres personas divinas se relacionan permanentemente entre sí y son eternamente una. La diferenciación de las tres personas divinas entre sí, no divide la unidad de Dios, dado que son una naturaleza, o bien, una sustancia. En ellas no hay divergencia de voluntad. El Padre está totalmente en el Hijo, totalmente en el Espíritu Santo; el Hijo está totalmente en el Padre, totalmente en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está totalmente en el Padre, totalmente en el Hijo.

Los cristianos profesan que todas las obras de Dios en la creación, redención y nueva creación, son al mismo tiempo obras del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Aunque todas las obras divinas son al mismo tiempo obras del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, no siempre lo son de la misma manera. Si bien la creación es obra de Dios, el Padre, y Dios, el Hijo, no obstante Dios, el Padre, o Dios, el Espíritu Santo, no se hicieron hombres, sino únicamente Dios, el Hijo. No el Padre o el Hijo, sino únicamente el Espíritu Santo es derramado. En la tradición cristiana, a cada una de las tres personas divinas se les asigna un punto central (Appropriation): Dios, el Padre, es Creador; el Hijo, Redentor y el Espíritu Santo, Creador de lo nuevo.

EXTRACTO

El obrar de Dios en la creación y la historia es el obrar del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. (3.2)

Referencias a la Trinidad Divina se encuentran en el primer relato sobre la creación, en los tres mensajeros de Dios que se acercaron a Abraham, en la triple bendición aaronita y en la triple alabanza del ángel en ocasión de la visión del llamamiento del profeta Isaías. (3.2.1)

Un ejemplo de la presencia del trino Dios se puede ver en el Bautismo de Jesús, en el cual el Padre y el Espíritu Santo atestiguan el envío del Hijo. Padre, Hijo y Espíritu Santo también son mencionados en el mandato del Bautismo dado por Jesucristo, así como en la fórmula de bendición de 2 Corintios 13:14. (3.2.2)

La doctrina de la Trinidad Divina se formuló en los primeros concilios de los siglos IV y V. En el concilio de Nicea se convirtió en doctrina valedera la consustancialidad divina de Padre e Hijo. En el concilio de Constantinopla se estableció la consustancialidad del Espíritu Santo con el Padre y el Hijo. (3.2.3)

En su ser, “Padre", “Hijo" y “Espíritu Santo" son personas divinas diferentes, se relacionan permanentemente entre sí y son eternamente una. (3.2.4)

En la tradición cristiana, a cada una de las tres personas divinas se les asigna un punto central: Dios, el Padre, es Creador; Dios, el Hijo, Redentor; Dios, el Espíritu Santo, Creador de lo nuevo. (3.2.4)