El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

12.5.4 Pascua

Celebramos esta festividad para conmemorar el hecho de que Jesucristo resucitó de los muertos. La resurrección de Jesucristo de los muertos ocurrió el primer día de la semana, el domingo. Por lo cual, los primeros cristianos celebraban la Santa Cena en memoria del sacrificio y la resurrección de Jesús cada primer día de la semana. Más tarde se instituyó para la fiesta de Pascua un domingo en el año; en la Iglesia Occidental era el primer domingo después de la primera luna llena de la primavera (boreal).

La resurrección de Jesús ocurrió sin que hombre alguno fuera testigo ocular de este proceso. Es un milagro y un misterio. Pero la Sagrada Escritura da cuenta de muchos que vieron al Resucitado: Él se mostró inmediatamente después de su resurrección a María Magdalena y a otras mujeres, a los Apóstoles Pedro y Juan, así como a ambos discípulos en el camino a Emaús. Al anochecer del día de la resurrección, se presentó en medio de sus Apóstoles. Además, el Apóstol Pablo dio cuenta de más de quinientos hermanos que vieron al Señor resucitado (1 Co. 15:3-7).

La resurrección de Jesucristo es anunciada como la parte esencial del Evangelio desde el comienzo de la tarea de enseñanza de los Apóstoles; la resurrección sienta el fundamento para la esperanza de vida eterna. Cristo creó la posibilidad de eliminar la muerte y la separación entre el hombre y Dios. La fe en la resurrección de Cristo, la primicia, de entre los muertos, es el fundamento de nuestra fe en la resurrección de los muertos en Cristo y la transfiguración de los vivientes en su retorno.