El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

8.1.3.2 El lavacro del pecado original

El “pecado original" (pecado hereditario [20]) significa el estado de separación del hombre de Dios, es decir, su distanciamiento de Dios a consecuencia de la caída en el pecado. A causa de su desobediencia, los hombres perdieron la comunión duradera y directa con su Creador.

Desde la caída en el pecado, el pecado y el distanciamiento de Dios pesan como un estado básico en cada ser humano (Gn. 3:23-24; Sal. 51:5; Ro. 5:18-19). Esto significa que todo hombre es pecador desde el comienzo, es decir, antes de cada acto y cada pensamiento, incluso cuando aún no haya cometido un pecado individual. Por el Bautismo es lavado el pecado original. La imagen del lavado expresa que Dios suprime el estado de separación duradera de Él y con ello el distanciamiento respecto de Él, permitiendo al hombre una primera relación de cercanía y la posibilidad de estar en comunión con Él. La inclinación del hombre al pecado, como una consecuencia más de la caída en el pecado, sigue existiendo a pesar del Bautismo.

EXTRACTO

El “pecado original" (pecado hereditario) significa el estado de separación del hombre de Dios, es decir, su distanciamiento de Dios a consecuencia de la caída en el pecado. Desde la caída en el pecado, el pecado y el distanciamiento de Dios pesan como un estado básico en cada ser humano. (8.1.3.2)

Por el Bautismo es lavado el pecado original, el creyente ya no está distanciado de Dios. Su inclinación al pecado (concupiscencia) sigue existiendo. (8.1.3.2)

[20] El primero que formuló la doctrina del pecado hereditario basándose en el testimonio bíblico fue Agustín. El pecado hereditario tiene su origen en el pecado original de Adán y Eva. En la Biblia, el punto de partida para la doctrina del pecado hereditario es Salmos 51:5 y Romanos 5:12.