- Página de inicio
- Conocer
- Catecismo
El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica
8.1.2.2 El Santo Bautismo con Agua en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, el “Bautismo" muchas veces se entiende distinguiendo dos partes: el Bautismo de agua y el de Espíritu Santo (Hch. 8:14 ss.; 10:47; 19:1-6; Tit. 3:5). El Santo Bautismo con Agua y el Santo Bautismo con Espíritu están interrelacionados.
Jesucristo se sometió al Bautismo realizado por Juan para mostrar por qué camino se puede alcanzar la justicia ante Dios (Mt. 3:15). Así, el Bautismo de arrepentimiento, que era practicado por Juan el Bautista, lleva hasta el Santo Bautismo con Agua. El Hijo de Dios se humilló a sí mismo y se hizo semejante al pecador (Fil. 2:7). De esa manera, Jesucristo dio un ejemplo al hombre asediado por el pecado.
En el Bautismo de Jesús al mismo tiempo quedó en claro quién es Él: el Hijo de Dios. El trino Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, está presente, por lo que se comienza a descubrir el misterio de la Trinidad. Se proclama que Jesús es el Hijo de Dios (Mt. 3:17; Mr. 1:10-11).
Jesucristo también calificó como “Bautismo" a su muerte en sacrificio; el sacrificio en la cruz y el Santo Bautismo con Agua están mutuamente relacionados (Lc. 12:50).
El mandato misionero dado por el Resucitado, deja en claro que bautizar – en la forma de Bautismo con Agua y con Espíritu – es parte de las tareas de los Apóstoles: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mt. 28:19). El Bautismo, por lo tanto, proviene del trino Dios; no es obra de los hombres, sino que es un acto salvífico de Dios en el hombre.
Después de la prédica de Pentecostés, los Apóstoles convocaron a aquellos que habían llegado a tener fe: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hch. 2:38). De esta manera, los creyentes fueron incorporados en la comunidad (Hch. 2:41).