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El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica
- Índice
- 5.3.4.1 Fundamentos del tercer mandamiento para Israel
- 5.3.4.2 El día de reposo en Israel
- 5.3.4.3 Jesucristo y el día de reposo
- 5.3.4.4 Del día de reposo al domingo
- 5.3.4.5 Santificar el día de reposo: en el Servicio Divino
- 5.3.4.6 Trabajo en días domingo: entre obligación y santificación
- 5.3.4.7 Conformación del domingo
5.3.4.4 Del día de reposo al domingo
“El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo" (Mt. 12:8). Esta palabra de Jesús que documenta su autoridad divina sobre la ley, también se cumplió en el cambio del día de la semana que casi todos los cristianos santifican como día de reposo: mientras que en Israel se mantiene santo el séptimo día del calendario judaico (el sabbat), los cristianos celebran el domingo. Esto obedece a que según el testimonio unánime de los Evangelios, Jesucristo resucitó de los muertos en ese día de la semana (Mt. 28:1; Mr. 16:2; Lc. 24:1; Jn. 20:1). De ahí que para los cristianos la santificación del domingo significa también confesión a la resurrección de Jesucristo y reflexión sobre la Pascua.
Después de la ascensión del Señor, los primeros cristianos todavía se atuvieron a sus tradiciones judías, de las cuales también formaba parte la santificación del sabbat. Esto cambió con la misión entre los gentiles. En un proceso que duró décadas se fue difundiendo el domingo como día de reposo para los cristianos. Las primeras menciones de la importancia del domingo se encuentran en Hechos 20:7 y 1 Corintios 16:2.
En el año 321 d.C., el emperador Constantino I estableció el domingo como día de descanso general en el imperio romano. Esta disposición se mantuvo vigente hasta el día de hoy en casi todos los países cristianos.