El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

3.3.1.1.1 Los ángeles

El término “ángel" es la traducción de la palabra hebrea “malak" o bien de la palabra griega “angelos". Los respectivos textos hebreos y griegos de la Sagrada Escritura utilizan a veces ambas palabras con el sentido general de “mensajero, enviado", pero ante todo haciendo referencia a los mensajeros celestiales de Dios [5].

La tarea de los ángeles es adorar a Dios, cumplir sus instrucciones y de esa manera, servirle. Si está en la voluntad de Dios, en algunos casos los ángeles pueden volverse visibles. La Sagrada Escritura informa de ángeles que trajeron mensajes a los seres humanos por mandato de Dios. Reiteradamente encontramos alusión a ángeles que sirvieron a los hombres, brindándoles por pedido de Dios ayuda o protección. Ellos son “espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación" (He. 1:14). Mateo 18:10 hace alusión a que los niños tienen asignados ángeles que ven siempre el rostro de Dios.

Los servicios prestados por los ángeles a los hombres se basan siempre en la voluntad de Dios. Por lo tanto, no hay que agradecer o alabar a los ángeles, sino solamente a Dios: “Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles, que se encuentran delante del Señor. [...] Pues Dios así lo ha querido, que yo estuviera con vosotros, ¡a Él agradeced y alabad!" (Tobías 12:15 y 18).

La formulación “multitud de las huestes celestiales" de Lucas 2:13 transmite una cierta idea de una gran cantidad de ángeles; así también lo señalado por Jesús en Mateo 26:53, de que su Padre le enviaría de inmediato doce legiones de ángeles. Los ángeles son calificados como “poderosos en fortaleza" (Sal. 103:20) y como seres santos y majestuosos. También pueden hacer turbar y atemorizar a los hombres (Lc. 1:11-12 y 29; 2:9-10).

Además, la Sagrada Escritura informa de los querubines que después de la caída en el pecado guardan el camino del árbol de la vida (Gn. 3:24) y de los serafines que vio el profeta Isaías en una visión sirviendo delante del trono de Dios (Is. 6:2-7).

De acuerdo a lo informado por la Biblia, en el mundo de los ángeles existen diferentes rangos: podemos leer de Miguel, el príncipe de los ángeles o arcángel (Dn. 10:13; Jud. 9), también de Gabriel y Rafael, que se encuentran delante de Dios (Lc. 1:19; Tobías 12:15), los cuales aparentemente ocuparían posiciones privilegiadas. No existe en la Sagrada Escritura información precisa sobre cómo está ordenado el mundo de los ángeles.

[5] Un ejemplo de que la Sagrada Escritura también denomina “ángeles" a algunos hombres, puede encontrarse en los capítulos 2 y 3 del Apocalipsis. Los “ángeles de las iglesias" deben entenderse como los respectivos dirigentes de las comunidades.