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El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica
- Índice
- 7.1 El ministerio y los servicios
- 7.2 Origen del ministerio en la Iglesia
- 7.3 Fundamento bíblico
- 7.4 El ministerio de Apóstol
- 7.5 Desarrollo de los ministerios a partir del ministerio de Apóstol
- 7.6 Los ministerios en la Iglesia Nueva Apostólica
- 7.7 La ordenación
- 7.8 El ejercicio del ministerio
- 7.9 Los deberes del ministerio
- 7.10 Encargos
7.1 El ministerio y los servicios
Un ministerio espiritual es el poder, la bendición y la santificación para servir en la Iglesia de Cristo otorgados a través de la ordenación. El ministerio se ejerce bajo el poder del Espíritu Santo.
El ministerio espiritual es transmitido por alguien “más elevado", el Enviador. El enviado se responsabiliza y compromete frente al Enviador para el cumplimiento de su encargo ministerial. El ministerio siempre está relacionado con Jesucristo y los Apóstoles enviados por Él (ver 7.6).
En la Iglesia de Cristo se deben distinguir del ministerio los múltiples servicios para proclamar el Evangelio y para el bien de los creyentes, los cuales pueden llevarse a cabo sin que exista una ordenación.
También se debe diferenciar del ministerio el llamamiento dirigido a cada creyente, de servir al Señor mediante el seguimiento (Jn. 12:26; 1 P. 2:5 y 9). Forma parte de ello para los renacidos, dar testimonio viviente del Evangelio a través de palabras y obras en comunión con los Apóstoles, apoyando su mandato misionero.
EXTRACTO
Se entiende por “ministerio" una función o un puesto que tiene un área de responsabilidad a su cargo, así como una autoridad otorgada para representar, dirigir y ordenar a una sociedad. (7)
Un ministerio espiritual es el poder, la bendición y la santificación para servir en la Iglesia de Cristo otorgados a través de la ordenación. (7.1)
Se deben distinguir del ministerio los múltiples servicios para proclamar el Evangelio y para el bien de los creyentes, los cuales pueden llevarse a cabo sin que exista una ordenación. (7.1)
También se debe diferenciar del ministerio el llamamiento dirigido a cada creyente, de servir al Señor mediante el seguimiento. Forma parte de ello para los renacidos, dar testimonio viviente del Evangelio a través de palabras y obras en comunión con los Apóstoles, apoyando su mandato misionero. (7.1)