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El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica
- Índice
- 8.1.1 Nombre del Sacramento
- 8.1.2 Fundamento bíblico del Santo Bautismo con Agua
- 8.1.3 Necesidad del Santo Bautismo con Agua para alcanzar la salvación
- 8.1.4 El Santo Bautismo con Agua realizado en la debida forma
- 8.1.5 Condiciones previas para recibir el Santo Bautismo con Agua
- 8.1.6 Efectos del Santo Bautismo con Agua
- 8.1.7 El Santo Bautismo con Agua y la fe
- 8.1.8 El Santo Bautismo con Agua y el Santo Sellamiento
- 8.1.9 El Santo Bautismo con Agua y el seguimiento a Cristo
- 8.1.10 El Santo Bautismo con Agua y el ministerio de Apóstol
8.1.6 Efectos del Santo Bautismo con Agua
Con el Santo Bautismo con Agua, el hombre que cree en Jesucristo y se profesa a Él, es incorporado en la Iglesia de Cristo y de esa manera tiene comunión con Jesucristo. El Santo Bautismo con Agua realizado trinitariamente vincula a los cristianos entre sí.
En forma similar a la circuncisión en el antiguo pacto, el Santo Bautismo con Agua es una señal del pacto. A través del mismo, el hombre es adoptado en el nuevo pacto y puede recibir las demás señales del pacto: le está liberado el acceso al Santo Sellamiento. El bautizado en la Iglesia Nueva Apostólica tiene el derecho a recibir en forma permanente la Santa Cena.
El bautizado tiene parte en la muerte de Jesucristo y en su nueva vida. Viéndolo espiritualmente, es partícipe de lo que le sucedió a Jesucristo. Así como Cristo murió en la cruz por los pecados de los hombres, el hombre debe “morir" por el pecado renunciando a él. El Bautismo incluye al creyente en el obrar redentor de Cristo, de manera que la muerte de Cristo en Gólgota también se convierte en la “muerte" del bautizado: esto significa que finaliza la vida alejada de Dios y comienza la vida en Cristo. El Bautismo transmite fuerzas que ayudan a pelear en la lucha contra el pecado (Ro. 6:3-8; Col. 2:12-13).
El Bautismo es un “revestirse de Cristo". Con él tiene lugar el primer paso en el camino a la renovación del ser interior. “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos" (Gá. 3:27). Esta imagen está basada en dejar la vieja conducta y “revestirse" de las virtudes de Cristo. Describe lo que se expresa en el concepto del arrepentimiento: apartarse del viejo ser y entregarse al Señor. Se trata entonces de llevar una vida conforme a la voluntad de Dios. El bautizado promete alinear su vida bajo el reinado de Cristo.