La Iglesia Nueva Apostólica de la A a la Z

Santa Cena

La Santa Cena es una cena de conmemoración: se recuerda en ella la muerte de Jesucristo como un hecho único y válido para todos los tiempos. El que participa de la Santa Cena, confiesa su fe en la muerte, la resurrección y el retorno de Jesucristo. Quien participa en forma permanente de la Santa Cena en la Iglesia Nueva Apostólica, se confiesa también a la fe en los Apóstoles de Jesús hoy activos. Por eso la Santa Cena también es una cena de confesión. En la Santa Cena Jesucristo tiene comunión primero con los Apóstoles y luego con los creyentes. En el festejo de la Santa Cena, los creyentes además tienen comunión unos con otros.

En la consagración se hacen presentes el cuerpo y la sangre de Jesucristo. Por la consagración, el pan y el vino no cambian en su sustancia, esto significa que el pan y el vino no se transforman. Antes bien, al pan y al vino se les agrega la sustancia del cuerpo y la sangre de Jesús. A este hecho se lo denomina “consustanciación”. En la Santa Cena, el pan y el vino no son imágenes o símbolos del cuerpo y la sangre de Jesús, sino que, después de la consagración, el cuerpo y la sangre de Jesucristo están verdaderamente presentes.

 

Servicio Divino

El Servicio Divino es el obrar de Dios en el hombre. Al mismo tiempo es la obra del hombre para Dios. Las personas se reúnen en el Servicio Divino para venerar juntas a Dios, alabarlo y agradecerle. También se reúnen para oír la palabra de Dios y recibir los Sacramentos. Así, el Servicio Divino es el encuentro de Dios y el hombre. En el Servicio Divino, la comunidad percibe la presencia del trino Dios y experimenta que Dios le sirve con amor.

Se atestigua de los primeros cristianos de Jerusalén: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42). De esto podemos deducir cuáles son los elementos básicos del Servicio Divino: la doctrina de los Apóstoles, la comunión, el partimiento del pan y las oraciones.

 

Sacramentos

Los Sacramentos son manifestaciones fundamentales de la gracia de Dios. En estos actos santos –realizados por el hombre en el hombre– Dios concede salvación a quien los recibe. Jesucristo instituyó tres Sacramentos: el Santo Bautismo con Agua, el Santo Sellamiento y la Santa Cena. “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan” (1 Juan 5:7-8).

También los niños pueden recibir los tres Sacramentos.

 

Sacramentos para los difuntos

En el Servicio Divino dominical y en los días de festividades religiosas, el Apóstol Mayor, los Apóstoles de Distrito o los Apóstoles autorizados por ellos, también dispensan este Sacramento para los difuntos luego del festejo de la Santa Cena con la comunidad. Dos portadores de ministerio reciben cuerpo y sangre de Cristo en representación de los difuntos.

Tres veces por año –los primeros domingos de marzo, julio y noviembre– se ofician Servicios Divinos especiales en los cuales el Apóstol Mayor, los Apóstoles de Distrito o los Apóstoles autorizados por ellos, dispensan los tres Sacramentos para los difuntos. Estos actos también se realizan en dos portadores de ministerio en representación de los difuntos.

El hecho de dispensar los Sacramentos a los vivientes en representación de los difuntos resulta de 1 Corintios 15:29: “De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?”.

 

Sellamiento | Santo Sellamiento

El Santo Sellamiento es el Sacramento a través del cual el creyente, por imposición de manos y oración de un Apóstol, recibe el don del Espíritu Santo y se convierte en un hijo de Dios con vocación para la primogenitura. El Santo Bautismo con Agua y el Santo Sellamiento son dos Sacramentos diferentes. Están estrechamente relacionados entre sí: recibiendo ambos Sacramentos tiene lugar el renacimiento de agua y Espíritu. El Santo Bautismo con Agua antecede al Santo Sellamiento.