El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

4.7.3 La ley como guía para reconocimiento del pecado

A la luz del Evangelio se revela la comprensión correcta de la ley dada por Dios.

El Apóstol Pablo escribe en la epístola a los Romanos: “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Ro. 3:19-20). En vista de los requerimientos de la ley, en cuyo cumplimiento reiteradamente fracasa, el ser humano se reconoce como pecador, como no justificado y, por lo tanto, como necesitado de la gracia de Dios (Ro. 7:7-10).

Desde la perspectiva del Nuevo Testamento, la principal función de la ley mosaica consiste en que el hombre reconozca que es imposible alcanzar la salvación únicamente a través de los propios esfuerzos. Esta ley no puede convertir a una persona injusta en justa ni conceder la gracia a un pecador. Aún así, siguen vigentes los requerimientos básicos de la ley en los Diez Mandamientos y en el mandamiento concerniente al amor a Dios y al prójimo.

La ley, de este modo, revela que el ser humano es pecador. Demuestra la necesidad de recibir plena salvación a través del perdón de los pecados. Así, siempre hace referencia a Jesucristo: “Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe" (Gá. 3:23-24). Un “ayo" se refiere a un maestro o pedagogo que hace tomar conciencia de la propia situación y conduce hacia Cristo.

En la epístola a los Romanos, Pablo resume las funciones de la ley: por la desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos pecadores; por la obediencia de un Redentor (Jesucristo) los muchos son constituidos justos. Entre ambos está la ley o, como escribió Pablo, “la ley se introdujo" (Ro. 5:19-20). En definitiva, la ley mosaica debe llevar al reconocimiento de que ella misma no produce redención, sino que la redención sólo se obtiene a través de Jesucristo.

EXTRACTO

Las leyes no escritas aplicables a todo ser humano son las leyes de la naturaleza o leyes morales. Elementos importantes de las estas leyes pueden encontrarse en los Diez Mandamientos. (4.7)

Las leyes orientadas a la realidad de la vida proveen estructuras y establecen un orden para la vida biológica y social. (4.7)

En el antiguo pacto, la ley mosaica se entiende como el camino de la salvación. Le brinda al hombre la posibilidad de evitar el pecado y a través de ello, vivir en forma justa ante Dios y no tener que someterse a su juicio. En Jesucristo ha sido trazado el camino hacia la salvación, la completa reconciliación con Dios. El Nuevo Testamento explica que la ley mosaica no es el camino de la salvación, sino que muestra cuál es el camino hacia la salvación. (4.7.1)

La función de la ley mosaica es instruir para llevar una conducta agradable a Dios. A la luz del Evangelio se revela la comprensión correcta de la ley dada por Dios. (4.7.2; 4.7.3)

La ley revela que el ser humano es pecador y demuestra la necesidad de recibir plena salvación a través del perdón de los pecados. Así, siempre hace referencia a Jesucristo. (4.7.3)