El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

4.2.1.5 Fe

En los textos hebreos del Antiguo Testamento no se encuentra la palabra “fe". Allí donde figura este término en las traducciones actuales, dice originalmente: “confianza", “fidelidad", “obediencia", “esperanza" o “seguridad". Todos estos significados vibran en la única palabra “fe". En Hebreos 11:1 dice: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (ver 1.4).

Al comienzo de la fe siempre está Dios, quien se revela a través de palabras y obras. Mientras el hombre confía plenamente en Dios, es capaz de obedecerle. La desobediencia hace que el hombre peque y tenga culpa frente a Dios. Desde entonces el hombre rompe su relación con su Creador. Si quiere volver a alcanzar la comunión con Dios, es imprescindible que tenga fe (He. 11:6).

Para los modelos de la fe del tiempo del antiguo pacto, la salvación todavía pertenecía al futuro (He. 11:39). Cuando Dios se revela en Jesucristo, se cumplen las promesas del Antiguo Testamento. La fe adquiere entonces una nueva dimensión: ahora está dirigida al Redentor, a Jesucristo. Teniendo fe en Él es posible ser reconciliado con Dios y estar en comunión con Él.

Esta fe es la que promueve el Hijo de Dios: “Creéis en Dios, creed también en mí" (Jn. 14:1). Él determina, con todas sus consecuencias, cuál es el efecto de no tener fe: “... porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis" (Jn. 8:24).

A aquel que cree en Jesucristo como el Hijo de Dios y lo acepta, le han sido prometidas cosas grandiosas: que “no se pierda, mas tenga vida eterna" (Jn. 3:16).

La verdadera fe cristiana se basa siempre en primer término en la gracia de Dios de la elección y la revelación. Esto surge de la confesión del Apóstol Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" y de la respuesta que Jesús dio a continuación: “Bienventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mt. 16:16-17). La fe es una dádiva de Dios y una tarea para el hombre. Si el hombre acepta la palabra de Dios, confía en ella y obra acorde a ella, tendrá una fe viva que lo llevará a la salvación.

EXTRACTO

La fe es una dádiva de Dios y una tarea para el hombre. Si el hombre acepta la palabra de Dios, confía en ella y obra acorde a ella, tendrá una fe viva que lo llevará a la salvación. (4.2.1.5)

Al comienzo de la fe siempre está Dios, quien se revela a través de palabras y obras. (4.2.1.5)

Teniendo fe en Jesucristo es posible ser reconciliado con Dios. (4.2.1.5)