El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

7.3.2 Fundamento del ministerio en el Nuevo Testamento

En el Antiguo Testamento, el ministerio ya hacía referencia a Jesucristo. En Jesús se vuelve a encontrar todo aquello en lo cual se fundaba el ministerio en el Antiguo Testamento: Él es Rey, Sacerdote y Profeta.

A partir de su autoridad divina, Él, el Elegido de Dios, eligió a los doce Apóstoles. Él los revistió de autoridad, los bendijo y los santificó para el servicio del Evangelio. A ellos les confió la administración de los Sacramentos. De esa manera, su sacrificio para redención de los hombres puede ser accesible a todos (Mt. 28:19-20).

La gran importancia que Jesucristo les asignó a sus Apóstoles se manifestó en su conducta previa a su padecimiento y muerte: habló con ellos, les concedió la promesa de su retorno e intercedió por ellos en la oración sacerdotal: “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo" (Jn. 17:18). El Resucitado les dio a sus Apóstoles la autoridad para el perdón de los pecados y volvió a relacionar directamente este envío con el suyo: “Como me envió el Padre, así también yo os envío" (Jn. 20:21-23).

Así como el envío de Jesucristo tenía por objetivo la redención por medio de su muerte y su resurrección, el envío de los Apóstoles hace accesible al hombre este mérito de Cristo y la plenitud de la salvación.

Así como el ministerio en el antiguo pacto fue dado también para preparar al pueblo del Señor para la venida del Mesías prometido, también es una tarea esencial del ministerio en el Nuevo Testamento preparar a los creyentes para el retorno de su Señor.

EXTRACTO

El ministerio espiritual se basa en el envío de Jesucristo por el Padre. (7.2)

A través del llamamiento y el envío de los Apóstoles, Jesús instituyó el ministerio para su Iglesia. (7.2)

La Escritura brinda múltiples indicaciones sobre el contenido y la naturaleza del ministerio: en el antiguo pacto existía el ministerio de rey, sacerdote y profeta. En Jesús se vuelve a encontrar todo aquello en lo cual se fundaba el ministerio en el Antiguo Testamento: Él es Rey, Sacerdote y Profeta. (7.3; 7.3.1; 7.3.2)

A partir de su autoridad divina, Jesús eligió a los doce Apóstoles y los revistió de autoridad, los bendijo y los santificó para el servicio del Evangelio. El envío de los Apóstoles permitió a los hombres acceder a la plenitud de la salvación de Jesucristo. (7.3.2)