El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

6.4.2.3 La Iglesia de Jesucristo después de estar nuevamente ocupado el ministerio de Apóstol

Al estar nuevamente cubierto el ministerio de Apóstol en el año 1832 (ver 11.3), el Señor devuelve a su Iglesia sobre la tierra algo esencial: queda restituida totalmente la apostolicidad en la Iglesia visible. La actividad de los Apóstoles que acababan de ser llamados, no debía constituir la base de una nueva congregación religiosa cristiana, sino que tenía como meta preparar a toda la cristiandad para el retorno del Señor.

Al estar nuevamente ocupado el ministerio de Apóstol también se vuelve a la correcta administración de los Sacramentos. El anuncio de la palabra por los embajadores de Cristo adquiere mayor autoridad, lo cual se exterioriza particularmente en mantener viva la certeza del cercano retorno de Cristo. Asimismo puede volver a ser anunciado el perdón de los pecados a través de los Apóstoles.

De esta manera, en la realidad histórica vuelven a existir los ministerios, y consiguientemente, la debida administración de los Sacramentos, así como el debido anuncio de la palabra, como elementos esenciales de la Iglesia de Cristo.

EXTRACTO

La historicidad de la Iglesia se basa en la historicidad de Jesucristo. Él vivió como verdadero hombre entre los hombres. (6.4.2)

Así como Jesucristo pudo ser experimentado por el hombre con sus sentidos, también puede ser experimentada su Iglesia. Esta se manifiesta en la realidad histórica, más precisamente en la comunión de los hombres que han sido bautizados, que creen en Cristo y se profesan a Él. (6.4.2)

Aunque la Iglesia de Cristo es perfecta en su naturaleza, en su forma histórica se muestra imperfecta. (6.4.2)

La Iglesia de Cristo se desarrolló con el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés. En ella estaban activos los Apóstoles y otros portadores de ministerio, se predicaba el Evangelio, se administraban los Sacramentos. (6.4.2.1)

Después de la muerte de los primeros Apóstoles, el ministerio de Apóstol ya no estuvo ocupado. En ese tiempo también estuvo activo el Espíritu Santo, aunque no en su plenitud original. Los creyentes siguieron difundiendo el Evangelio y el orden de los valores cristianos. Sin embargo, pasó a segundo plano la espera del retorno de Cristo. (6.4.2.2)

En el siglo XIX el ministerio de Apóstol fue nuevamente cubierto, quedando totalmente restituida la apostolicidad en la Iglesia visible. De esta manera, en la realidad histórica vuelven a existir en toda su plenitud los ministerios, la administración de los Sacramentos, así como el anuncio de la palabra. (6.4.2.3)