El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

4.6.1 La bendición de Dios en la creación

En la creación, Dios bendijo a todas las criaturas y a la vida creada le dio la ley de la multiplicación. Confió la creación al hombre y le concedió una bendición especial para este propósito (Gn. 1:28-30), renovándola después del diluvio (Gn. 9:1 y 11). Todo lo que comprende esta bendición, está expresado en las palabras: “Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche" (Gn. 8:22).

La bendición de Dios inicialmente colocada en la creación si bien está limitada en sus efectos por la maldición del pecado, no ha sido anulada por completo: “Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios" (He. 6:7). Todos los seres humanos se benefician con esta bendición (Mt. 5:45).