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El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica
- Índice
- 3.4.8.1 Concepción y nacimiento de Jesús
- 3.4.8.2 El Bautismo de Jesús en el Jordán
- 3.4.8.3 La tentación de Jesús en el desierto
- 3.4.8.4 La actividad de enseñanza de Jesús
- 3.4.8.5 Los milagros de Jesús
- 3.4.8.6 Las parábolas y palabras simbólicas de Jesús
- 3.4.8.7 Jesús y la ley
- 3.4.8.8 Jesús y sus Apóstoles
3.4.8.4 La actividad de enseñanza de Jesús
El punto central del anuncio de Jesús lo constituye el reino de Dios, el reinado de Dios que se hace realidad en la historia, en su forma presente y futura: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado" (Mr. 1:15). En Jesucristo, el reino de Dios está ahora presente en persona (Lc. 17:21).
El contenido fundamental del Evangelio es la gracia, el amor y la reconciliación manifestados en Jesucristo. Él es el Hijo de Dios y ha venido para destruir las obras del diablo, salvar al hombre caído y asediado por el pecado y redimirlo del derecho del diablo. A través de su sacrificio, Jesucristo hace accesible al hombre la reconciliación con Dios y la puerta a la vida eterna. A través de su muerte y su resurrección documenta una vez y para siempre que Él es Señor sobre la muerte y el diablo. En esa victoria es partícipe el hombre mediante la fe (1 Co. 15:57).
Jesús llamó a los discípulos para que lo siguiesen. Predicaba con poder, con autoridad sublime y perdonaba pecados. Con Él había llegado la salvación a los hombres, esto también lo evidenciaba a través de hechos milagrosos, subrayando de esa manera su mensaje del reinado de Dios que comenzaba y de sí mismo como el Salvador.