El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

5.3.2.2 Dios libera de la servidumbre

No obstante ser Dios el soberano absoluto y no tener que dar cuenta de nada a nadie, les explica a los israelitas la razón por la que les exige obediencia: Él liberó a Israel “de servidumbre", de la esclavitud en Egipto; Él es quien conduce a la libertad, el Dios que redime.

Dios, que liberó al pueblo de Israel del dominio extranjero en la tierra, se manifiesta en su Hijo Jesucristo como el Benefactor de todos los hombres en un sentido mucho más elevado: por amor Dios envía a su Hijo. Por amor este sacrifica en obediencia su vida sin pecado, en la cruz. A partir de allí existe para todos los hombres la posibilidad de ser liberados del cautiverio del pecado y la muerte. El que reconoce el significado de la redención, querrá brindar amor y obediencia al Redentor. En Deuteronomio 6:4-5 se destaca la estrecha relación del primer mandamiento con la exhortación de amar a Dios: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas".