El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

9.1 La inmortalidad del alma

El hombre es al mismo tiempo un ser físico y espiritual. La Biblia concibe al hombre como una unidad de espíritu, alma y cuerpo (ver 3.3.4). La existencia material del hombre, el cuerpo, está sujeta a la transitoriedad. Ha sido tomado de la tierra y volverá a la tierra (Gn. 3:19). En cambio, el alma y el espíritu existen para siempre (Mt. 25:46). De esa manera, está justificado hablar de la inmortalidad del alma o de la “continuidad de la vida después de la muerte".

La inmortalidad del alma no es lo mismo que el concepto bíblico “vida eterna", ya que este último se refiere a la perpetua comunión con Dios.