El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

13.1.3 Jesús ora

En el Evangelio de Lucas se informa que Jesús oró de modo especial antes de acontecimientos decisivos:

  • antes de que el Espíritu Santo descendiese sobre Él (Lc. 3:21-22);

  • antes de elegir a los doce Apóstoles (Lc. 6:12);

  • antes de designar a Pedro como la roca sobre la cual edifica su Iglesia (Lc. 9:18-21; agregando también Mt. 16:13-20);

  • antes de que el Padre lo transfigurase delante de los testigos de aquende y allende (Lc. 9:28-36);

  • antes de comenzar su amargo padecimiento (Lc. 22:41-46);

  • antes de morir en la cruz (Lc. 23:46).

Los Evangelios dan cuenta de la rica vida de oración de Jesús: muchas veces se retraía para conversar con su Padre (entre otros, Mt. 14:23; Mr. 1:35). Él lo alababa (Mt. 11:25-27) y le agradecía ya antes de que su oración hubiese sido atendida (Jn. 11:41-42).

En Juan 17 es transmitida la oración sacerdotal. En la intercesión por los Apóstoles y la Iglesia: “Mas no ruego solamente por estos [los Apóstoles], sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno" (Jn. 17:20-21), se puede reconocer cómo Jesucristo se presentaba como intercesor ante el Padre celestial (1 Jn. 2:1).

Antes de su padecimiento, Jesús oró. Se arrodilló y se inclinó en humildad bajo la voluntad de su Padre: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". Esta oración fue un clamor del alma. Dios no dejó sin respuesta esta súplica: apareció un ángel para fortalecerle (Lc. 22:41-44). Incluso cuando el Señor estaba colgado de la cruz, oró por los que lo atormentaban (Lc. 23:34). Aun sus últimas palabras antes de morir fueron una oración: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc. 23:46).