El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

7.9 Los deberes del ministerio

El Apóstol Pablo escribe: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho" (1 Co. 12:4-7). Así, cada portador de ministerio es un servidor de Dios con el deber de anunciar genuinamente el Evangelio de Cristo e interceder en favor de él. Atiende a los miembros de la comunidad que le han sido asignados para su asistencia espiritual y promueve su fe y su reconocimiento. Como asistente espiritual toma parte en sus deseos personales, ora con ellos y les ayuda a sobrellevar las cargas de la vida cotidiana. El portador de ministerio es un ejemplo para la comunidad; vale para él la palabra: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo" (Fil. 2:3).

Las siguientes explicaciones describen aspectos de cada don ministerial. Se encuentran en todos los ministerios, pero se manifiestan en ellos de diversas formas.

EXTRACTO

La ordenación es llevada a cabo por el Apóstol en el nombre de Dios por imposición de manos y oración. En la ordenación se transfieren, provenientes del ministerio de Apóstol, la facultad ministerial y la respectiva autoridad. (7.7)

El portador de ministerio solamente puede realizar su servicio en vinculación con el apostolado y en la virtud del Espíritu Santo. (7.7)

El portador de ministerio debe poner en práctica la santificación que tuvo lugar en la ordenación. Desempeña su ministerio en el marco de la autoridad que le ha sido conferida. (7.8)

Cada portador de ministerio es un servidor de Dios. Atiende a los miembros de la comunidad que le han sido asignados para su asistencia espiritual y promueve su fe. (7.9)