El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

12.1.8.3 El sacrificio de Cristo: fundamento del perdón de los pecados

El sacrificio perfecto de Cristo sustituyó al servicio de la ofrenda del Antiguo Testamento. Jesucristo llevó una vida sin pecado. Por su sacrificio, la entrega voluntaria de su vida (Jn. 10:17-18), quebró el poder de Satanás y venció al diablo y sus obras, es decir, al pecado y la muerte (2 Co. 5:21). Desde ese entonces es posible el perdón de los pecados, en el sentido de que estos son borrados (He. 10:18), así como la redención de pecado y muerte (Ro. 3:24).