El Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica

3.4.9.6 Referencias del Antiguo Testamento al padecimiento de Jesús y su muerte en sacrificio

Isaías 53 describe al siervo de Dios que es humillado y debe padecer, lo cual hace referencia a Jesucristo, “... despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto" (versículo 3). Su humillación se consuma en su amargo padecimiento y muerte: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores. [...] El castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados" (versículos 4-5). Aquí se refiere al camino del padecimiento de Cristo y a su muerte en sacrificio.

Después de la muerte de Jesús, uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, llevando a cumplimiento lo que dice en Zacarías 12:10: “Mirarán a mí, a quien traspasaron". Procediendo en forma diferente que con los malhechores que fueron crucificados con Él, a Jesús los soldados no le quebraron las piernas. Esto fue delineado en la primera Pascua, en la cual Dios señaló de qué manera debían comer el cordero (Ex. 12:46; Jn. 19:36).

Estos ejemplos hacen evidente que el Antiguo Testamento no sólo describe la historia del pueblo de Israel. Mirando retrospectivamente desde la cruz se puede reconocer que el Antiguo Testamento está orientado a Jesucristo y halla su cumplimiento en Él (ver también 1.2.5.2).