El Catecismo en preguntas y respuestas

08. Los Sacramentos

Los Sacramentos son manifestaciones fundamentales de la gracia de Dios. En estos actos santos –realizados por el hombre en el hombre– Dios concede salvación a quien los recibe.

Salvación: ver preguntas 243. ss.

Manifestación de gracia: el término “manifestación” en este contexto no es utilizado con el sentido de “dar a conocer algo”, sino con el sentido de “dádiva”.

Los Sacramentos sirven para que el hombre pueda alcanzar la salvación: a través de los Sacramentos el hombre es adoptado en la comunión de vida con Dios y puede permanecer en ella.
Recibir los tres Sacramentos, Santo Bautismo con Agua, Santo Sellamiento y Santa Cena, brinda la posibilidad de ser unido con el Señor en el retorno de Cristo.

Retorno de Cristo: ver preguntas 550. ss.

Un Sacramento tiene cuatro elementos: el signo, el contenido, el transmisor y la fe.

El “signo” es el elemento visible de un Sacramento. En el Santo Bautismo con Agua es el agua. En la Santa Cena, el pan y el vino constituyen el “signo”. En el Santo Sellamiento, el “signo” es la imposición de manos del Apóstol.

El “contenido” es el efecto que transmite salvación. El “contenido” del Santo Bautismo con Agua es que es lavado el pecado original y el bautizado llega a estar cerca de Dios. En la Santa Cena es gustar del cuerpo y la sangre de Jesús. En el Santo Sellamiento es la recepción del don del Espíritu Santo.

El “transmisor” es aquel que dispensa el Sacramento. Los Apóstoles dispensan los tres Sacramentos, los portadores de ministerios sacerdotales dispensan por encargo de su Apóstol el Santo Bautismo con Agua y la Santa Cena.

El hombre recibe el Sacramento para su salvación únicamente cuando cree en sus efectos.

Jesucristo instituyó tres Sacramentos: el Santo Bautismo con Agua, el Santo Sellamiento y la Santa Cena.

Santo Bautismo con Agua: ver preguntas 481. ss. Santo Sellamiento: ver preguntas 515. ss. Santa Cena: ver preguntas 494. ss.

“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan”
1 Juan 5:7-8

La administración de los Sacramentos fue confiada por Jesucristo a los Apóstoles.

Por el Santo Bautismo con Agua cambia de modo radical la relación del hombre con Dios. Al serle lavado el pecado original, el bautizado es sacado del distanciamiento de Dios: llega a estar cerca de Dios. Se convierte en cristiano.
A través de su fe y su confesión a Cristo, el bautizado pertenece a la Iglesia de Cristo.

El “pecado original” (pecado hereditario) significa el estado de separación del hombre de Dios, es decir, su distanciamiento de Dios a consecuencia de la caída en el pecado. Desde la caída en el pecado, el pecado pesa en cada ser humano (cf. Génesis 3:20; Salmos 51:7; Romanos 5:12 y 18-19). Esto significa que todo hombre es pecador aun antes de poder actuar o pensar.

Caída en el pecado: ver preguntas 88. ss.

El agua es la condición previa de la vida y el medio para la purificación. El agua es en el Bautismo el signo exterior de la purificación interior del hombre.

Sí, la salvación de Noé en el arca que fue llevada por el agua, es una indicación al Bautismo con Agua. También en las siete veces que Naamán se zambulló en el agua del Jordán (cf. 2 Reyes 5:1-14) puede verse un símbolo del lavacro del pecado original en el Bautismo.

“… cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva …”
1 Pedro 3:20-21

No era necesario que Jesucristo se dejara bautizar porque Él no tenía pecado. Aun así se sometió al Bautismo realizado por Juan haciéndose semejante a los pecadores. Demostró de esa manera por qué camino se puede alcanzar la justicia delante de Dios (cf. Mateo 3:15).
El Bautismo de Juan era un Bautismo para arrepentimiento. Es una indicación al Sacramento del Santo Bautismo con Agua, realizado en el nombre del trino Dios.

Justicia delante de Dios: ver explicación de la pregunta 278. Arrepentimiento: ver preguntas 136. y 651.

Después de su resurrección, Jesús dio a sus Apóstoles el mandato misionero: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19). Bautizar es parte de las tareas de los Apóstoles.
En el Nuevo Testamento, el “Bautismo” muchas veces se entiende distinguiendo dos partes: el Bautismo de agua y el de Espíritu Santo (cf. Hechos 8:14 ss.). El Santo Bautismo con Agua y el Santo Bautismo con Espíritu están interrelacionados.

Mandato misionero: ver preguntas 159. y 434.

“Les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban”
Hechos 19:2-6

Todo ser humano puede recibir el Santo Bautismo con Agua. La condición previa que debe cumplir es creer en Jesucristo y su Evangelio.

El Bautismo se realiza con agua y se dispensa en el nombre de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
El agua para el Bautismo es consagrada en el nombre del trino Dios. Luego el bautista dibuja con el agua tres veces una cruz sobre la frente del bautizado, diciendo: “Te bautizo en el nombre de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.
Así dispensado, con agua y en el nombre de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (en la debida forma), el Bautismo es válido y puede desarrollar sus efectos.

“Bautizado en la debida forma“ significa que el Bautismo es realizado con agua y en el nombre del trino Dios.

Las palabras de Jesús: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios” (Marcos 10:14) indican que las bendiciones de Dios deben hacerse accesibles también a los niños. Los Sacramentos forman parte de ellas.
El Nuevo Testamento testifica que en una oportunidad fueron bautizados todos juntos los que vivían en una casa: “Y en seguida se bautizó él con todos los suyos … y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios” (Hechos 16:33-34; comparar también con 16:15). Asimismo había niños entre ellos. A partir de este hecho se desarrolló la tradición cristiana de bautizar también a los niños.
Además, en el Bautismo de niños los encargados de su educación se hacen cargo de confesar la fe en Jesucristo y de la responsabilidad de educarlos en el sentir del Evangelio.

“Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados”
Hechos 18:8

El Santo Bautismo con Agua significa que finaliza la vida alejada de Dios y comienza la vida en Cristo. Transmite fuerzas que ayudan a pelear en la lucha contra el pecado.
El Bautismo realizado trinitariamente vincula a los cristianos entre sí. El bautizado en la Iglesia Nueva Apostólica tiene el derecho a recibir en forma permanente la Santa Cena.

Santo Bautismo con Agua: ver preguntas 481. ss. Nuevo pacto: ver explicación de la pregunta 175.

El concepto “trinitario” (del latín “trinitas”: “tríada”) se refiere a la Trinidad Divina. Ser bautizado trinitariamente significa ser bautizado en el nombre del trino Dios. La fórmula que es pronunciada en el Bautismo es la así llamada “fórmula trinitaria”, es decir en el nombre de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

El Santo Bautismo con Agua y el Santo Sellamiento son dos Sacramentos diferentes. Están estrechamente relacionados entre sí: recibiendo ambos Sacramentos tiene lugar el renacimiento de agua y Espíritu. El Santo Bautismo con Agua antecede al Santo Sellamiento.

Renacimiento de agua y Espíritu: ver preguntas 528. s.

El mandato para realizar el Bautismo fue concedido por el Hijo de Dios resucitado a sus Apóstoles (cf. Mateo 28:18-20). En la Iglesia Nueva Apostólica, los Apóstoles han transmitido también a los portadores de ministerios sacerdotales el poder para bautizar con agua.

Sí, la dispensación del Bautismo con Agua es posible y efectiva en todos los ámbitos de la Iglesia de Cristo, que es una. El Bautismo con Agua es el primer paso en el camino hacia la redención total. El Bautismo tiene validez en todas partes donde se bautice con agua en el nombre de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, ya que ha sido confiado a la Iglesia como un todo. El motivo de ello es la voluntad divina de transmitir la salvación a todos los hombres.

Iglesia de Cristo: ver preguntas 365. ss. Redención: ver preguntas 89.-90.; 108.-109.; 215.-216.

El concepto “Santa Cena” hace referencia a la situación en la que Jesucristo instituyó este Sacramento: en la noche previa a su crucifixión celebró la cena de Pascua en comunión con sus Apóstoles.

La primera cena de Pascua fue celebrada por los israelitas, por indicación de Dios, en la noche anterior a la salida de Egipto. A tal efecto sacrificaron y prepararon corderos sin defectos. Los comieron acompañados de pan sin levadura. Dios mandó celebrar la cena de Pascua cada año en conmemoración de la liberación de Egipto.

La Santa Cena también es llamada “eucaristía” (“dar gracias“), “cena del Señor” o “partimiento del pan”.

Sí, existe una relación: según el informe de los tres primeros Evangelios, Jesús instituyó la Santa Cena durante la celebración de la cena de Pascua con sus Apóstoles. Igual que la cena de Pascua, la Santa Cena también es una cena de conmemoración. En la cena de Pascua se recuerda la liberación de los israelitas de la servidumbre y el cautiverio egipcio. La Santa Cena alude a la liberación en un sentido mucho más amplio: a la liberación del hombre de la servidumbre del pecado.

Sí, en 1 Corintios 11:23-26 se halla otro testimonio sobre la Santa Cena: “Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga”.
Esta palabras constituyen la base para el texto que se pronuncia para la consagración de la Santa Cena.

“Consagración” es sacar el pan y el vino del uso cotidiano, esto está vinculado con dedicación y santificación. (ver explicación de “consagración” en la pregunta 503)

Los elementos pan y vino son necesarios para el festejo de la Santa Cena. El pan como así también el vino, hacen referencia a la alimentación del hombre. En Israel el vino también es símbolo de alegría y de salvación futura.

“Símbolo” proviene del griego y se refiere muchas veces a un “emblema”, pero también a un “distintivo” o una “señal”.

La Santa Cena es una cena de conmemoración: se recuerda en ella la muerte de Jesucristo como un hecho único y válido para todos los tiempos. Jesucristo encomendó el festejo de la Santa Cena a los Apóstoles con las palabras: “Haced esto en memoria de mí …” (Lucas 22:19).

El que participa de la Santa Cena, confiesa su fe en la muerte, la resurrección y el retorno de Jesucristo. Quien participa en forma permanente de la Santa Cena en la Iglesia Nueva Apostólica, se confiesa también a la fe en los Apóstoles de Jesús hoy activos. Por eso la Santa Centa también es una cena de confesión.

En la Santa Cena Jesucristo tiene comunión primero con los Apóstoles y luego con los creyentes. En el festejo de la Santa Cena, los creyentes además tienen comunión unos con otros.

Sí, la Santa Cena está relacionada con la futura “cena de las bodas” en el cielo. De ese modo, la Santa Cena también tiene un carácter del último tiempo.
Jesús dijo en ocasión de la institución de la Santa Cena en el círculo de los Apóstoles: “No beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga” (Lucas 22:18). Hasta la unión de la comunidad nupcial con Jesucristo, la comunidad experimenta estrecha comunión con el Señor en la Santa Cena.

Bodas en el cielo: ver preguntas 251. y 562. ss.

En la consagración se hacen presentes el cuerpo y la sangre de Jesucristo.
Por la consagración, el pan y el vino no cambian en su sustancia, esto significa que el pan y el vino no se transforman. Antes bien, al pan y al vino se les agrega la sustancia del cuerpo y la sangre de Jesús. A este hecho se lo denomina “consustanciación”.
En la Santa Cena, el pan y el vino no son imágenes o símbolos del cuerpo y la sangre de Jesús, sino que, después de la consagración, el cuerpo y la sangre de Jesucristo están verdaderamente presentes.

Símbolo: ver explicación de la pregunta 498.

“Consagración” proviene del latín “consecrare”, que significa “dedicar”, “santificar”. Este concepto se utiliza en la consagración de pan y vino para la Santa Cena con el sentido de “dedicación”.
“Sustancia” proviene del latín “substantia”, que quiere decir “naturaleza”, “condición”, “existencia”. Menciona de qué está hecho un objeto.

Sí, el sacrificio de Jesucristo está presente en la Santa Cena. Sin embargo, este sacrificio no se repite, sino que fue hecho “una vez para siempre” (Hebreos 10:10 y 14).

A diferencia de los Sacramentos del Santo Bautismo con Agua y el Santo Sellamiento, la Santa Cena se festeja en cada Servicio Divino porque mantiene al hombre en comunión de vida con Jesucristo. De esa manera se va incorporando la esencia de la naturaleza de Jesús.

El cuerpo y la sangre de Cristo quedan presentes en las hostias consagradas hasta que hayan llegado a los receptores para los que fueron destinados.

El perdón de los pecados y la Santa Cena están estrechamente relacionados entre sí, pues ambos tienen su fundamento en el sacrificio de Jesucristo.
El Sacramento de la Santa Cena no causa por sí mismo el perdón de los pecados. El perdón de los pecados es necesario para poder participar a continuación de la Santa Cena dignamente, esto significa en un estado de purificación del pecado.

Jesucristo instituyó la Santa Cena en el círculo de los Apóstoles, confiándosela a ellos. Allí donde están activos los Apóstoles o los portadores de ministerios sacerdotales autorizados por ellos, existen todos los aspectos de la Santa Cena.

Para la consagración de la Santa Cena se pronuncia un texto litúrgico establecido que se basa en 1 Corintios 11:23 ss. y Mateo 26:26 ss.:
“En el nombre de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, separo pan y vino para la Santa Cena y coloco sobre los mismos el una vez traído y eternamente valedero sacrificio de Jesucristo, pues el Señor tomó pan y vino, y habiendo dado gracias, dijo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido. Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. ¡Tomad, comed! Haced esto en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis este vino, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga. Amén”.

Primero se consagran las hostias. El portador de ministerio autorizado lo hace extendiendo sus manos sobre los cálices de la Santa Cena abiertos y pronunciando las palabras de consagración.
Luego los portadores de ministerio y la comunidad reciben cuerpo y sangre de Jesucristo en forma de hostias en las que se han dejado caer unas gotas de vino. El suministro se realiza con las palabras: “El cuerpo y la sangre de Jesús dados para ti”.

Las condiciones previas para participar dignamente de la Santa Cenas son el perdón de los pecados realizado previamente y la fe en Jesucristo y en su sacrificio.

Perdón de los pecados: ver preguntas 415.; 507.; 629. y 644. ss.

La Santa Cena da lugar a la comunión estrecha con Jesucristo. Transmite la esencia y el poder del Hijo de Dios. Participar dignamente de la Santa Cena unifica a los creyentes entre sí, pues van adquiriendo conjuntamente la esencia de Jesucristo. Así, la Santa Cena es un medio esencial en la preparación para el retorno de Cristo.

“Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”
1 Corintios 10:17

Tienen derecho para participar en forma permanente de la Santa Cena quienes hayan sido bautizados en la Iglesia Nueva Apostólica, los sellados y los adoptados en la comunidad.
Aquellos cristianos que hayan sido bautizados en la debida forma pueden tener acceso a la Santa Cena como invitados.

Santo Bautismo con Agua: ver preguntas 404. y 481. ss. Bautizados en la debida forma: ver explicación de la pregunta 488. Santo Sellamiento: ver preguntas 404. y 515. ss. Adopción: ver preguntas 662. y 669.

En las celebraciones de la Santa Cena en otras Iglesias también existen elementos importantes de la Santa Cena, ya que también allí se recuerda con fe y gratitud la muerte y la resurrección de Jesucristo. Sin embargo, los cristianos nuevoapostólicos deberían tener presente que participando en forma continua de las celebraciones de la Santa Cena en otras Iglesias, básicamente se confiesan a su doctrina.

El Santo Sellamiento es el Sacramento a través del cual el creyente, por imposición de manos y oración de un Apóstol, recibe el don del Espíritu Santo y se convierte en un hijo de Dios con vocación para la primogenitura.

Primogenitura: ver preguntas 428. y 530. Hijo de Dios: ver explicación de la pregunta 530.

“Sellar” significa en las epístolas del Nuevo Testamento transmitir el don del Espíritu Santo: “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones” (2 Corintios 1:21-22).
“En él [Cristo] también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo” (Efesios 1:13).
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30).

Sí, el Espíritu Santo como persona de la Trinidad Divina estuvo activo, al igual que el Padre y el Hijo, eternamente. En el antiguo pacto colmó a algunas personas elegidas por Dios para cumplir determinadas tareas.

Antiguo pacto y nuevo pacto: ver pregunta 175.

“Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió [a David] en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David” 1 Samuel 16:13
“No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu” Salmos 51:11

Sí, el Antiguo Testamento brinda varias indicaciones (por ej. Ezequiel 36:27) de que el Espíritu de Dios sería derramado sobre muchas personas. Una indicación importante se encuentra en Joel 2:28-29: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días” (ver también Hechos 2:15 ss.).

Sí, Jesús prometió reiteradamente a sus Apóstoles el envío del Espíritu Santo, así por ejemplo: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26).

En Pentecostés en Jerusalén se cumplió esta promesa cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre los Apóstoles, los discípulos y las discípulas.

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”
Hechos 2:1-4

Después del Bautismo de Jesús, descendió sobre Él el Espíritu Santo. Juan el Bautista testificó: “Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él” (Juan 1:32). Este hecho puede ser llamado “unción”.

Bautismo de Jesús: ver preguntas 129. s.

“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre”
Juan 6:27

El Bautismo de Jesús por Juan el Bautista y el hecho de cuando descendió el Espíritu Santo sobre Jesús constituyen referencias a los Sacramentos del Santo Bautismo con Agua y el Santo Sellamiento. La unción de Jesús con Espíritu Santo lo destaca como el Mesías, haciendo referencia al Sacramento del Santo Sellamiento.
A esto también alude Hechos 10:37-38: “Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret”.

Ya en el antiguo pacto a través de la unción se consagraba a algunas personas con aceite de la unción para cumplir determinadas tareas. Este acto era llevado a cabo en profetas, reyes y sacedotes. Ver también “Mesías” (= “el ungido”), preguntas 111 y 112.

Cuando los oyentes de la prédica de Pentecostés preguntaron al Apóstol Pedro qué debían hacer, este les respondió: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

En Hechos 8:14 ss. hay una referencia importante al Sellamiento: “Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo”. Según este testimonio de la Escritura, el Santo Sellamiento está ligado al ministerio de Apóstol. Esto también lo confirma Hechos 8:18. Simón, que antes había ejercido la magia, que luego tuvo fe y se dejó bautizar (cf. Hechos 8:9 y 11 ss.), vio “que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo”.
En este hecho están claramente separados los Sacramentos del Santo Bautismo con Agua y el Santo Sellamiento. Encontramos algo similar en Hechos 19:1- 6. En Éfeso había discípulos que hasta ese momento sólo habían recibido el Bautismo de Juan para arrepentimiento. Cuando comenzaron a creer en Jesús fueron primero bautizados en el nombre del Señor Jesús. Luego recibieron del Apóstol el don del Espíritu Santo: “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo”.

Bautismo para arrepentimiento: ver pregunta 485.

El Sacramento del Santo Sellamiento es dispensado por Apóstoles, quienes transmiten a un bautizado el don del Espíritu Santo en el nombre de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo mientras colocan las manos sobre la cabeza del bautizado y oran.

El Santo Sellamiento presupone que el que lo recibe tenga fe en el trino Dios y los Apóstoles enviados por Jesucristo. Previamente debe haber sido bautizado con agua en la debida forma. Debe profesar su fe y prometer seguimiento a Cristo.

Bautizados en la debida forma: ver explicación de la pregunta 488.

El Santo Sellamiento puede ser recibido por toda persona que cumpla con las correspondientes condiciones previas. El Sacramento es dispensado tanto a adultos como a niños. En el Sellamiento de niños, los padres o bien quienes tengan a su cargo su educación religiosa deben profesar, en representación de ellos, la fe necesaria y prometer educarlos en la fe nuevoapostólica.

Ambos Sacramentos juntos, el Santo Bautismo con Agua y el Santo Sellamiento, conforman el “renacimiento de agua y Espíritu”, a través del cual Dios crea la “nueva criatura”, la vida de Dios.

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”
Juan 3:5
“Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”
2 Corintios 5:17

El Santo Sellamiento forma parte del renacimiento de agua y Espíritu. Es la consumación de lo que Dios comenzó en el Bautismo con Agua. La renovación del hombre tiene lugar a través de Dios, el Espíritu Santo, quien se evidencia como el Creador de lo nuevo.

Santo Bautismo con Agua: ver preguntas 404. y 481. ss

En el Santo Sellamiento, la persona se llena de Espíritu Santo en forma duradera. Dios le permite ser partícipe de su ser concediéndole poder de Dios, vida de Dios y amor de Dios: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5).
El sellado es propiedad de Dios; el Espíritu de Dios hace morada permanente en el hombre (cf. Romanos 8:9).
El hombre se convierte en hijo de Dios, es convocado por Dios para ser una primicia. El renacimiento tiene, por ende, un efecto presente, que es la filiación divina, y un efecto futuro, que es la primogenitura.
Como hijo de Dios, el creyente es heredero de Dios y coheredero con Cristo.
El “espíritu de adopción”, que se hace efectivo en el hombre mediante el Sellamiento, se dirige a Dios con confianza como: “¡Abba, Padre!” (“amado Padre”).
Si el sellado le da cabida al Espíritu Santo para que se despliegue, se desarrollarán virtudes divinas, que simbólicamente son llamadas los “frutos del Espíritu Santo” (cf. Gálatas 5:22).

Primogenitura: ver pregunta 428.

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”
Gálatas 5:22-23
“… Habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo”
Romanos 8:15-17

El concepto “hijo de Dios” tiene diferentes aspectos:

  • Todo ser humano es un hijo de Dios, pues ha sido creado por Dios y por lo tanto puede llamar “Padre” al Todopoderoso.
  • En el Antiguo Testamento, Dios se ocupó del pueblo de Israel como un padre. Así Israel es llamado “hijo primogénito de Dios” (cf. Éxodo 4:22-23). Israel entonces tiene una relación filial con Dios. Cuando Jesús habló a los judíos en el Sermón del Monte, nombró a Dios como su “Padre que está en los cielos”.
  • Como cristianos nos ha sido dado el Padre Nuestro y en esta oración nos dirigimos a Dios con confianza llamándolo nuestro Padre.
  • Además, la filiación divina hace referencia a aquella situación delante de Dios que se caracteriza por la recepción de todos los Sacramentos, la fe y la orientación de la vida al retorno de Cristo. Se alcanza la filiación divina por el renacimiento de agua y Espíritu. A los renacidos les ha sido prometido como “hijos de Dios”, ser herederos del Altísimo.