Guía de orientación para portadores de ministerio

4.3 Preparación espiritual

Todo Servicio Divino requiere una cuidadosa preparación espiritual de los portadores de ministerio. El objetivo de la preparación es que en el Servicio Divino Dios pueda revelarse a la comunidad a través del Espíritu Santo y que los creyentes puedan experimentar a Dios. Una parte esencial del Servicio Divino es la prédica, pronunciada espontáneamente sin un manuscrito, a través de la cual se proclama la voluntad de Dios acorde a la época. Su objetivo es preparar a la novia de Cristo, lo cual ocurre fortaleciendo el amor al trino Dios y al prójimo, así como la alegría por el Evangelio.

Antes de un Servicio Divino, los portadores de ministerio deben dedicarse a la Biblia, a los Pensamientos Guía para el Servicio Divino y, si fuera necesario, a los enunciados doctrinarios del Catecismo. La prioridad de la preparación espiritual es que se comprenda el significado del texto bíblico y los Pensamientos Guía para el Servicio Divino, captando el núcleo del mensaje.

Para la preparación espiritual son indispensables la oración y la estrecha vinculación con el apostolado. Además, es aconsejable que los portadores de ministerio estén en sintonía con la situación y el estado emocional de la comunidad. De esta manera, por el Espíritu Santo puede ser despertado en el Servicio Divino lo que Dios quiere decir a la comunidad.

Por un lado, los portadores de ministerio deben ser conscientes de su envío divino y confiar en el obrar de Dios en el Servicio Divino. Por otro lado, siempre deben recordar con humildad que no pueden cumplir su servicio en la comunidad sin Dios y sin la vinculación con el apostolado.

Para estar a la altura del anuncio de la palabra de Dios, los portadores de ministerio deben santificarse y esforzarse por desprenderse de las cargas de la vida cotidiana.

Los portadores de ministerio deben utilizar el tiempo previo al inicio del Servicio Divino para el recogimiento interior y evitar influencias que perturben. Los siervos oficiantes se confían a Dios y a la guía del Espíritu Santo en una oración conjunta con los portadores de ministerio.