Los portadores de ministerio tienen la tarea de anunciar el Evangelio de Cristo en forma pura y defenderlo. Están comprometidos con la doctrina de fe, como está descripta en el Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica. El anuncio de la palabra de los portadores de ministerio y lo que hablen en las conversaciones de asistencia espiritual y en los eventos de enseñanza deben estar en perfecta armonía con la doctrina de fe. En particular, deben sostener la Confesión de fe, tanto en el entorno de la Iglesia como en su vida privada.

Pueden abordar los temas referentes a la fe en reuniones de portadores de ministerio o debatirlos con portadores de ministerio superiores. Si los portadores de ministerio no son capaces de sostener plenamente la doctrina de fe, incluso después de un exhaustivo examen de conciencia, deben buscar conversar con el Apóstol.