Guía de orientación para portadores de ministerio

3.16 Condiciones previas para un ministerio

Dios mismo es aquel que escoge a alguien para recibir un ministerio. El ministerio no es, por lo tanto, obra humana ni tampoco de la comunidad, sino una dádiva de Dios a su Iglesia. La persona lleva su ministerio por voluntad divina y no por decisión humana. Pero, aunque los portadores de ministerio sean escogidos por Dios, puede ser que no estén a la altura de su ministerio o que incluso fracasen en el mismo. Sin embargo, esto no permite poner en duda el llamado original de Dios.[22]

Los ministerios son independientes del carácter de la persona que los porta. Los dones que posee una persona que es ordenada en un ministerio, en la ordenación se ponen al servicio de la comunidad por efecto de la bendición y la santificación. Pueden desarrollarse aún más en el curso de su ejercicio ministerial y también pueden aparecer otros dones y aptitudes. El carácter y los dones de la persona que es ordenada en un ministerio deben ser apropiados a fin de poder administrar adecuadamente la autoridad que recibe en la ordenación. Si faltasen estas condiciones previas, no puede suponerse que lo que falta puede ser compensado por la ordenación.